Pepiño, qué rico estás!!!!

Vinito blanco al que le ha sentado bien el añito en botella.

Amarillo dorado brillante, limpio, puro, tranquilo, como un lago en calma.

Nariz intensa, perfumada, floral, mineral… Te evoca a esas rías que hace un año visité y te traen recuerdos de frutas de hueso, toque tropical, melocotón, cítricos.

En boca es frutal y mineral, con una excelente acidez y contrastes, porque se trata de un un vino que tiene mucha vida, frescura, pero con un punto mantecoso que le dota de un cuerpo y un paso muy agradable. Esa fruta, con melocotón, fruta de hueso, cítricos; esa frescura y su mineralidad danzan a un ritmo coordinado, compenetrado, dando una sensación de un vino bien hecho

Un vino blanco que le planta cara a unos buenos guisos de pescado.

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