¿Será mi botella?, o ¿infanticidio?.

Vino encerrado en una botella bordelesa que está vestido con una discreta etiqueta en su diseño.
Buen corcho que está tintado por su permanencia en contacto con el vino.
A la vista me encuentro un color rojo picota y notas de granatoso con una capa media. Limpio y brillante. Buena y densa lágrima que se deliza con mucha pereza por la copa. Menisco granate y con incipientes matices teja.
En nariz, una intensidad media de frutas rojas y negras en sazón. Madera integrada. Notas balsámicas, ligeros cacaos y leves tostados.
En boca le encuentro agraz, con mucho monte bajo, frutas verdes, presencial acidez que no corresponde a un vino de estas características y edad. No es acidez volatil. Es verdor que me hace ensalibar muchíííísimo la boca. Penitente paso de boca y encima es muy largo. Me da una permanencia de 3,45 minutos. Un vino al que le faltan 5 o 6 años de botella para poder ser tomado. Una pena.

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