Seguramente lo que más me ha gustado de este vino es su seriedad, su equilibrio, su alta acidez, su sobriedad, su parecido a los txakolís clásicos, sin excesos afrutados, su elegancia. Un clásico actualizado con sutileza, pero sin perder fidelidad a su origen. Excelente boca y excelente nariz mineral, seca, amargosa, suavemente afrutada. Txakolí del bueno, sin dejar de ser txakolí
Le doy toda la razón a Joseangel, yo he catado un 2010, y esta soberbio, espectacular. En cata ciega te vas donde no crees que puede ser, un saludo.
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