Dorado apagado con reflejos verdosos. Glicérico.
Interesante paleta arómatica, muy alejada de los habituales cánones que esta variedad ofrece. Aparecen los cítricos, la fruta blanca y los anisados en igual medida, para después dar paso al níspero, a la albahaca, al jazmín y a la goma quemada.
El primer impacto en boca es amargoso, graso y secante, nos encontramos con un vino de bastante empaque y estructura que lejanamente nos recuerda a algún alsaciano de buen productor. La acidez y la mineralidad, presentes en alto grado, van cogidas de la mano. Fruta, herbáceos, especias de monte bajo, miel, caucho, Pegamento Imedio y piedras.
El final, de notable intensidad, deja leves recuerdos dulces, consecuencia quizá de la vendimia tardía.
Una verdejo que nos deja descolocados. Perfumada, compleja, pétrea, estructurada y fresca. Enrique le augura dos o tres años, yo pienso que posee la suficiente entidad para darle al menos una década. ¡Hagan sus apuestas!.
Claro que lo conoces…lo probaste en la bodega de Ismael tanto en versión “barrica” como en versión “tinaja”. Es la bodeguita pequeña en la que estuvimos después de Ossian. El que te falta es “Very Old Verdejo” de 1970 bajo flor, una joyita de su abuelo.
Saludos,
Eugenio.
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