Quizás no sean vinos que impresionen por su intensidad, ni los mejores para catas a ciegas, pero si destacan por su personalidad, finura frutal y delicadeza en sus matices empireumáticos. Esta mencia resulta sutil, fina, redonda, almibarada, con finos tostados, delicada y sedosa en boca, de marcada acidez y con una paso largo de marcada personalidad. Un buen ejemplo de mencia de Ribeira sacra de calidad

Botella tomada en restaurante.
De color rojo picota de capa media, ribete violáceo y lagrima densa que tiñe la copa.
En nariz se aprecian aromas de frutillos silvestres, notas florales y vegetales, finísimos tostados y ahumados y ciertas trazas minerales.
En boca es pura frescura, muy fino y elegante, con una gran acidez y un tanino muy integrado, postgusto de medio recorrido con recuerdos frutales, vegetales y minerales.
Como siempre, las mencias de Fernando son sinónimo de disfrute asegurado.

Vino tomado en restaurante / vinoteca, abierto al momento y sin decantar.
A la vista se presenta rojo picota con ribete violáceo, media y lágrima que tiñe ligeramente la copa, brillante.
En nariz llama inicialmente la atención lo poco reducido que está. Intensidad media. Fruta roja y frutos del bosque, ligeros balsámicos y mineralidad.
En boca entra con fuerza pero tiene una buena acidez que lo hace fresco, tanino muy agradable, recuerdos especiados, tostados casi imperceptibles.
Me ha parecido un vino muy elegante, como para volver a probarlo en otra ocasión no muy lejana.