Hasta el infinito y más allá.

Aromático con una potencia y una elegancia sin igual, hay complejidad llena de vida y de frescura, el vino se mueve con soltura, juventud y tantos arrestos como para durar toda la vida. Hay una fruta limpia y clara, gira un poco a la tropical, pero sin topicazos. Redondos apuntes tostados de la barrica que abrazan más que ahogan al vino. Te llena por completo, sientes y pisas el terruño, la mineralidad.

Pese a su juventud el vino esta hecho, lleno, plácido, goloso, tacto untuoso, fino alcohol, vivo, potente, madera presente y elegante, especiado y balsámico, muy largo, te calienta como un aguardiente, como un espirituoso, te llena de vida y de alegría.
Una pasada, te lo bebes sintiendo como te llena de placer, lo disfrutas desde ya, aunque tiene vida por delante, para dar y regalar, si nos sobrevive a un ataque nuclear, espero que esta botella sirva de ejemplo de un verdejo.

Catado durante el Encuentro Verema.

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