Me giro una manzana y me lo encuentro como siempre.Este año deja en Petrus ese quid de siempre es un clasico. Madurando a cada trago con un largo recorrido, unos tanimos bien puestos, bravos con una buena acidez, flexible y armonioso. Tienes esa rajita de melocoton rojo casi desaciendose con un sabor de fondo a caque y el olorcillo a brea. Mucho para disfrutar. Vale de nuevo como de viejo. No comment
Nada se puede repetir bebiendo un Petrus. Nada. Todo sigue una historia. Si domina una vez la fruta seca y los
aceites cubriendo las violetas se descubre una vaga sensacion de cafe cuero y tabaco. Y volvemos a este toque
mineral al final de boca. Qué machada. Ninguno de estos vinos me ha dejado impasible, no puedo para de hablar.
De llevarme la copa a la nariz y dejar que mis sueños vayan por todas parte. Canela! qué cosa, compañero, te
quitas la piel y no tienes frio pero sigues desgarrandote como una fragil paloma. Vaya capa de menta y tabaco.
Diganme que no han cogido alguna vez unas trufas levantando la tierra y pringandose las manos. Esto es Petrus!!
Color rojo cereza de gran intensidad con ribete de destellos cobrizos, límpido y brillante. Nariz de magnifica intensidad, balsámicos muy elegantes, frutos negros con piel en maceración, hierbas aromáticas, toda la gama de especiados dulces, regaliz abocado, chocolates, menta achocolatadas, cueros muy sutiles. Vuelve a aparecer la fruta muy madura como en maceración caliente y en barrica, especiados, vainillas y toffe. Nariz muy elegante, amable, generosa y abocada. Aspectos débiles e integrados de brea y alquitran. En boca es amplísimo, cierto carácter dulce o abocado, con vida por delante, elegancia, estructura y equilibrio, mucha fruta madura negra, inunda el paladar con una explosión organoleptica desconocida. Persistencia largisima, elegante y única.
No me es posible añadir nada al magnifico comentario de Juan Ferrer.
Con mil matices, este es un vino para soñar, para sentir, para reir, para llorar,... para vivir y no olvidar.
Vino de una sensualidad triste, color rojo picota madura, potente con aromas de moras maduras, pasas de Corinto, trufa, sotobosque, alquitrán, regaliz, pimienta negra, clavo, especias orientales, vainilla picante, tabaco oriental, chocolate y, por fin, aparece el esperado aroma a Kasbah. En boca es un prodigio de suavidad y calidez, largo, forrado, taninos maduros, carnosos, aterciopelados e intensos,con un ligero toque de tinta, glicérico y con leve sensación secante que es el heraldo de su larga vida. Posgusto eterno, recuerdo de que por tus papilas ha pasado un gigante. Es una obra maestra que seduce tanto a los sentidos como al cerebro, con un arsenal tan complejo y fascinante que ante Él solo nos queda la perplejidad. Envejecerá siempre, no concibo que este vino pueda algún día ser de
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.