A pesar de ser una añada difícil en el Priorat, fue el Cims de la cata

A pesar de ser una añada difícil en el Priorat, fue el Cims de la cata vertical (96, 97, 98 y 99) que más nos cautivó por su complejidad esta noche. Vino difícil, con muchas caras y perspectivas cada vez que el vino acude al encuentro de nuestra nariz y entra en la boca. Nariz frutal (ciruelas, balsámicos, minerales). En boca presenta una gran potencia en la entrada, siendo estructurado y armónico, con múltiples matices complejos y cambiantes que invitan más a sentir que a escribir. Retronasal profundo y sutil. Un vino cuya evolución en botella le ha dotado de una sorprendente complejidad y que consagra el buen hacer de un elaborador.

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