El odioso gusano de la envidia... Dorado brillante. Nariz de buena intensidad, hay notas de fruta con hueso, ligeros toques marinos, un punto herbáceo, sensaciones cítricas y un punto de resina. En boca ataca intenso, resulta muy fresco, con un excelente acidez, fresco y con muy buena acidez. Muy buenos amargos y algún recuerdo mineral. ¡Que bien se bebe!

Me gusta la etiqueta, señaliza el tipo de producto y tiene un diseño original.
Color amarillo dorado.
Nariz de buena intensidad y definición, notas herbáceas con un fondo mineral y aromas de fruta amarilla, un punto de piña verde, de cítricos algo maduros, flores ajadas y un fondo ligeramente balsámico, resinoso.
En boca tiene una gran acidez, lo que lo hace fresco, de fácil maridaje. Tiene un punto graso que aún refuerza más el punto anterior, unas notas florales por vía retronasal y, de nuevo, ese fondo herbáceo que se mezcla con el punto mineral.

Amarillo limón brillante. Inicialmente muestra un discreto carácter frutal con notas vegetales y un fondo mineral. Con el aire va creciendo la fruta, tropical con notas cítricas, apuntes de flor blanca marchita y el fondo mineral siempre presente. En boca es de ataque graso, paso amplio con buena acidez y un ligero amargor final grato. Es un vino fresco pero muy serio, graso y amplio. Un perfil típico de los albariños del Valle de Salnés con mucha estructura en boca. Me gusta mucho ese equilibrio entre estructura, paso glicérico, y buena acidez que se equilibran mutuamente. Muy versátil en la mesa, mejor con platos como carnes blancas o pescados salseados, pero no le irá mal a un marisco.

Color amarillo pálido con destellos verdosos.
La nariz es de buena intensidad, varietal, notas de manzana verde, cítricos, recuerdos minerales y hierba fresca para formar un conjunto muy refrescante.
En boca tiene buena entrada, tacto untuoso, seco, fresco, buena acidez, frutal, paso estructurado, con cierto peso en boca, amargoso y con un final de media longitud tras el que quedan sensaciones cítricas y anisadas.
Correcto albariño de buen beber.

Eladio Piñeiro siempre innovando, no en vano en los años 80 fundó Mar de Frades y fue el artífice de la afamada botella azul del albariño de esta bodega, hace unos años dejó Mar de Frades para fundar su propia Adega, para la cual sólo elabora vinos de colección privada con el nombre Ateneo-Colección Privada.

Un vino que por su puesta en escena atrae y engancha, una botella italiana especial, apenas un par de referencias en la Toscana la visten. En su etiqueta reza…

“El gusano venenoso de la envidia…
La envidia es un término muy español, ya que para decir que algo es muy bueno dicen “esto es envidiable”.
La envidia es el gusano roedor del mérito y la gloria.
Si la envidia causara tiña, habría un montón de gente costrosa.
Mi pie derecho tiene envidia de mi pie izquierdo, cuando ando un paso por delante del otro, este quiere superar al primero. La medida del tiempo, pobre tonto, sigue caminando.”

Un vino con mayor peso que acidez, lo cual lo convierte en un compañero de platos que no soliciten vinos ácidos, nerviosos y con la frescura como principal virtud. Por ello el acierto es pleno al combinarlo con un pulpo de buena calidad y mejor cocción, que se deshace en la boca convirtiendo la unión de este albariño con el plato en rica y acertada.
Encantados por la botella, por su historia, los aromas que desprende La Envidia Cochina giran entorno a la fruta amarilla y toques florales, resultando graso y corpulento en boca.

Maridaje plato y vino de Restaurante Dom Vinos. Visualiza la galería fotográfica -> www.akatavino.es