Un estupendo vino que se me ha convertido en filosofía pura y casera.

Rojo cereza de capa alta y ribete ocre anaranjado. Cuando me encuentro con este tipos de vinos tengo que hacer un acto de concentración que no me gusta, la cata de vinos es subjetiva, para que sea objetiva están las analíticas. Este vino tiende mucho a la madurez, diría que hay mucha fruta madura ( orejones ) en convivencia con el oxígeno, es un aroma agradable. Ciruelas maduras en confitura, orejones, notitas balsámicas, mentoladas y medicinales, cacao, café de puchero. Notitas florales, cremosas, especiadas, fúngicas, de maderas en descomposición, con un final que recuerda a lo calizo y que siempre se me antoja terciario. En boca es de ataque cremoso, jugoso, meloso, con sabores que recuerdan a la fruta del bosque en almíbar tostadito, hay canela y vainilla. Buena acidez y en retronasal aparece ese almíbar de ciruelas negras cremoso y tostadito que es muy agradable. Posgusto cremoso, jugoso, torrefacto y con unos sabores de ciruelas maduras y en almíbar que es una maravilla. Si seguimos, hablamos de los aromas de aceitunas negras trituradas que también los hay. Vuelvo a lo del principio, si nos quitamos el velo gustativo que todos tenemos sobre lo que debe de “ ser “, y no valoramos únicamente el palcer que percibimos, este vino sería un vino ajerezado, oportizado. Pero es que no este vino, es más, sería está botella en todo caso, y cada botella que se abra será en si misma un solo sensorial y cada persona que lo tome más de los mismo, partimos de una cosa global ( uvas / viñedos ) para ir a un momento como este en el que yo me encuentro solo con esta botella en mi casa y escribiendo esta nota de cata a nadie en concreto. Pero si este hubiese sido el objetivo final de la bodega estaríamos todos hablando de un vino generoso magnifico, y si detrás hay uno de los 3 o 4 enólogos famosos españoles, todos iríamos como una secta detrás de ellos, vamos un 100 “ punticos “ Parker que le dan seguro. Creo en la libertad organoléptica, pero sobretodo en la que sale de cada botella, recordemos como han nacido los grandes vinos del mundo ( sin quererlo ). Utilizando con inteligencia y entendiendo los matices que el oxígeno nos da, podemos encontrar una puerta de apertura sensorial muchas veces cohibida. Siempre he dicho que para poder valorar los vinos tintos en su más extrema dimensión tienes que ser un especialista en los vinos de Jerez.  Abramos nuestras mentes al vino e iremos en una nave Enterprise sensorial por estos mundo que Dios nos deja al lado de cada paso que damos

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