Grupo de amigos de cena sábado por la noche. El local ya lo conocía de antes con su anterior denominación.
A lo que vamos, la comida a base de mollejas, jamón, pulpo, lechazo unos, solomillo otros y cochinillo el resto.
Justo de calidad....no sé, no destacó absolútamente nada.
El problema surge con las comparaciones; yo cené lechazo y la verdad, en otros asadores lo preparan bastante mejor.
Carta de vinos corta y copas para salir del paso.
Comida que te deja indiferente...

No es la primera vez que venía a este restaurante, por eso la semana pasada nos decidimos a ir con unos amigos que vinieron de vista.
Siempre habíamos ido por la comida, ya que hacían sin lugar a dudas el mejor cochinillo de Valencia, y escribo bien, "HACÍAN"...
El servicio de vino como siempre, regular, notamos un ambiente tenso ya de entrada que comenté con mi marido.
Pero la primera decepción vino con el pulpo, hasta ahora espectacular, con sabor a leña y no la experiencia chiclosa del otro día, sin ese sabor característico a humo, no era el mismo...
No vimos al asador en su sitio, lo que nos mosqueo un poco, pero la experiencia con el cochinillo fue vergonzosa, sin sabor, con la piel gomosa, el caldo parecía agua. Nos costaba mirar a la cara de nuestros amigos a los que invitamos como lo máximo y les veíamos sufrir para tragar.
Para terminar los gritos del dueño desde la cocina, una invitación a no volver...
Intentaré averiguar algo más sobre lo que me encontré el otro día, porque no me pareció normal, siendo del barrio no me será difícil y volveré a comentar.
Espero que sólo haya sido un mal día, un mal día de casi 200 €.

La Montaranza (ex-Montaraza) en el local de siempre pero desde hace año y medio y con Diego al frente de la sala, mantiene una cocina típica de asador castellano con buen producto cárnico aunque con algunos toques también de pulpo, bacalao a la brasa.... Carta con buenos entrantes más propios de Castlila y de dietas hiperproteicas y una carta de vinos clásica con opciones de Rioja y Ribera (aún más clásicas) y Valencianas y algunas únicas (solo una) referencias a otras DO. con precios habituales.

Buen servicio en sala, profesional, correcta amabilidad, buena cuberteria, copas, servicios de mesa... Local casi lleno.
Para hacer tiempo unas papas, creo de bolsa, pero correctas, unas buenas aceitunas negras, un pan tostado (1.20€ c/u) con buen alli olí y normalito tomate aparte. Una cerveza, elegida entre varias opciones, Voll Damm, para el primero en llegar. Dos de agua y dos de vino que para 3 comensales está muy bien.

Entrantes al centro para compartir: mollejas de buey (10.50€), pulpo a la brasa, media racion (8€) y cuchara para todos para probar una fabada asturiana (9€) con fabes de Luarca y un plato de alubias rojas de Ibeas de Juarros (10.50€). El pulpo correcto, tierno, bien de sabor, algo de exceso de sal y regular la patata acompañante falta de cocción, buen punto de brasa sin necesidad de quemar las puntas. Las fabes muy bien de consistencia y compago correcto. Las alubias mejor de fondo que les fabes. Las mollejas muy bien tanto en cantidad como calidad y punto de brasa.

De principal, pues chuleton de buey para los tres (48€): muy tierno, suficiente ración, se enfrió en demasía mientras dábamos cuenta de él. Acompañaban unas patas fritas y unos pimientos de Padron en punto correcto.

De postre, pues como andábamos por la segunda de Almirez 2009 (21€) en buen punto de madurez y fruta, opción fuera de carta y recuperada de temperatura del almacén, dado a catar y autoservicio, pues rematamos con queso: un muy buen Gamoneu del Valle (no había del Puerto) que cumplió bien y como los buenos vinos, los triángulos finales mejores que los iniciales, una vez aireados (lástima no haberlo pensado antes y dar más tiempo a temperarse el queso). Digno final.

Dos buenos descafeinados, que se acompañaron de licor de ron y unos rollitos de anís por cortesía de la casa (atento Aloof) y mucha paciencia pues nos habíamos quedado solos ya hacía rato.

Se nos quedaron en el tintero buenas opciones. lechal, cochinillo.... y sensación de que merece la pena volver cuando el cuerpo te pide chichi.

Primera visita a este asador castellano. Decoración al uso para este tipo de establecimientos, con un gran horno presidiendo el salón. Muy buen lechazo. De entrantes: jamón 5 jotas cortado a cuchillo (como no puede ser de otra forma), pulpo a la brasa (muy rico), foei braseado (excelente). Carta de vinos escueta pero con buenas referencias, centradas en Rioja y Riberas, pero con alguna otra DO-Pago, que permite salirle de lo convencional. Copas de cristal fino, correctas. Adecuado servicio de vino en temperatura y relleno de copas. Nos decantamos por un Calzadilla Allegro 2007, una syrah que nos acompañó perfectamente la comida. De postres unos mil hojas, Browninie y tocino de cielo. Todo muy bueno. Copas de Brandy Suau, Knockando y Pacharán bien servidas.
Trato muy correcto y profesional. Un asador a tener en cuenta.
Volveré para probar el cochinillo.

Había ido en varias ocasiones al anterior La Montaraza, que siempre me pareció correcto sin más. He ido hoy con mi esposa, porque a diferencia de la anterior gerencia ahora abren domingos. La decoración es similar, pero me parece que el restyling ha incluido una pintura mucho más luminosa y que hace el sitio más agradable. Recepción amable por el gerente y camarero que de inmediato ofrecen aperitivo y carta. Tomamos 2 cañas, foie braseado fresco (perfecto y ración generosa)con su pan tostadito, 1/2 de morcilla de burgos (pedimos una ración pero visto lo que habíamos pedido nos pusieron y cobraron media ración; buen detalle), cuatro anchoas muy buenas de tamaño y bien limpias; y luego una ración de lechazo para compartir, pedimos que fuese de cuarto delantero y aún nos dieron a elegir si costillar o paletilla. Una de leche frita (mi esposa es adicta) y regado todo con Emilio Moro, bien de temperatura. Cafe, cortado y malta con hielo. Todo 83 €. A los cafés nos invitaron; el pan (cuatro lonchas hermosas de pan de hogaza tostado a la brasa con cuenco de tomate y otro de all i oli) no lo cobraron.
Excepcional atención tanto del gerente como del cocinero que se acercó a presentarse y a aclarar alguna cuestión del punto y gusto del lechazo que habíamos pedido.
Todo lo que comimos estaba muy muy bueno (y con el lechazo soy bastante exigente) y además, como digo, muy bien atendidos. Queda marcado como un sitio al que volver muy a gusto.

Hoy domingo he estado en este restaurante porque estaba buscando un buen sitio en valencia donde encontrar comida castellana.
De entrada hemos tomado unas anchoas muy buenas, unas morcillas de burgos espectaculares, unas croquetas de cocido también muy conseguidas y unas mollejas de buey que me han encantado ya que nunca las había catado.
En principio iba para tomar cochinillo o corderito pero al ver el chuleton de buey en esas brasas con leña ardiendo he decidido probar uno para mi y mi mujer y estaba buenísimo, una carne estupenda, regado con media botella de tinto prado del rey.
Para terminar y de postre un tocinito de cielo para mi mujer y leche frita para mi, los dos muy buenos. De regalo nos han puesto una mistela y un ron anejo dulce muy rico. El servicio muy bueno y la relación calidad precio para mi excelente pues han sido 75 euros todo.
Volveré seguro para probar el cochinillo y ya os contare.