Cita de carnívoros

La Montaranza (ex-Montaraza) en el local de siempre pero desde hace año y medio y con Diego al frente de la sala, mantiene una cocina típica de asador castellano con buen producto cárnico aunque con algunos toques también de pulpo, bacalao a la brasa.... Carta con buenos entrantes más propios de Castlila y de dietas hiperproteicas y una carta de vinos clásica con opciones de Rioja y Ribera (aún más clásicas) y Valencianas y algunas únicas (solo una) referencias a otras DO. con precios habituales.

Buen servicio en sala, profesional, correcta amabilidad, buena cuberteria, copas, servicios de mesa... Local casi lleno.
Para hacer tiempo unas papas, creo de bolsa, pero correctas, unas buenas aceitunas negras, un pan tostado (1.20€ c/u) con buen alli olí y normalito tomate aparte. Una cerveza, elegida entre varias opciones, Voll Damm, para el primero en llegar. Dos de agua y dos de vino que para 3 comensales está muy bien.

Entrantes al centro para compartir: mollejas de buey (10.50€), pulpo a la brasa, media racion (8€) y cuchara para todos para probar una fabada asturiana (9€) con fabes de Luarca y un plato de alubias rojas de Ibeas de Juarros (10.50€). El pulpo correcto, tierno, bien de sabor, algo de exceso de sal y regular la patata acompañante falta de cocción, buen punto de brasa sin necesidad de quemar las puntas. Las fabes muy bien de consistencia y compago correcto. Las alubias mejor de fondo que les fabes. Las mollejas muy bien tanto en cantidad como calidad y punto de brasa.

De principal, pues chuleton de buey para los tres (48€): muy tierno, suficiente ración, se enfrió en demasía mientras dábamos cuenta de él. Acompañaban unas patas fritas y unos pimientos de Padron en punto correcto.

De postre, pues como andábamos por la segunda de Almirez 2009 (21€) en buen punto de madurez y fruta, opción fuera de carta y recuperada de temperatura del almacén, dado a catar y autoservicio, pues rematamos con queso: un muy buen Gamoneu del Valle (no había del Puerto) que cumplió bien y como los buenos vinos, los triángulos finales mejores que los iniciales, una vez aireados (lástima no haberlo pensado antes y dar más tiempo a temperarse el queso). Digno final.

Dos buenos descafeinados, que se acompañaron de licor de ron y unos rollitos de anís por cortesía de la casa (atento Aloof) y mucha paciencia pues nos habíamos quedado solos ya hacía rato.

Se nos quedaron en el tintero buenas opciones. lechal, cochinillo.... y sensación de que merece la pena volver cuando el cuerpo te pide chichi.