Cenamos en la zona de barra con taburete que es lo que mas nos gusta. todo correcto. La vitrina con los productos Gourmet muy acertada >>> Sobresaliente!!!

Visita nocturna para una cena de dos.
El comedor, como suele ser habitual, lleno. Me encanta la vitrina de vinos.
Pedimos una ensalada de mozzarella (8,50), con una generosa presencia de este queso; patatas bravas (4,80), originales en su espuma de allioli; ajoarriero (4,80), muy conseguido; entrecot (15), correcto pero algo escaso de guarnición, por lo que nos pareció subido de precio. De postre, un volcán (coulant) a compartir.
En contraste con lo leído anteriormente, el servicio fue de una rapidez inusitada: antes de pedir una botella de Ses Ferritges (16,80), ya habían salido a la mesa la mitad de los platos. Tardé 10' en decidirme por un vino en la excelente carta de este establecimiento.
Servicio muy amable. Espero volver en grupo más numeroso para catar más variedad de botellas, verdadero aliciente de La Lluerna.

El domingo a medio dia fuimos a comer a este restaurante para repetir el arroz meloso que aquí hacen , que otras veces habiamos probado y tanto nos ha gustado siempre. Es una pena que el servicio sea tan malo, tardaron 45 minutos entre el entrante y el arroz y otros 45 en comenzar a servir, ya en otras ocasiones habiamos notado esta tardanza pero nunca como este día.No es posible comer bien así. Tardaremos bastante en volver a pesar de gustarnos mucho todos sus platos.

El trato del equipo de la Lluerna es excelente, cercano y amable, con ganas de agradar. Eso se agradece, más cuando llegas un víspera de festivo a cenar a las 10:30h sin reserva y está a tope de gente. Al final esperamos un poquito y tuvimos mesa sin problema. Tomamos un champán por copas (no recuerdo el nombre, pero estaba muy bien). Luego tres platos al centro (éramos 2 personas). Parecía que los habían hecho deprisa y corriendo, sin el mimo que le ponen siempre. Lo que me defraudó fue el steak tartar, presentado como dos "albóndigas" enormes y no como antaño, estaba de lo más corriente. A pesar de la comida, insisto que el servicio fue muy amable. Tomamos un Baltasar Gracián que me pareció un poco amargo y quizá no muy adecuado para lo que cenamos, pero bueno, fue elección mía.

Seguiré yendo a la Lluerna, pero intentaré ir cuando no haya mucho jaleo. Entiendo que no se puede tener el mismo nivel de calidad cuando vas a tope, pero es que nos hemos vuelto muy exigentes, y no puede ser :-)

La relación calidad-precio sigue siendo magnífica!

A mi la Lluerna me gusta principalmente par beber,como suena.
La cantidad de referencias que puedes beber por copas ,ademas de la cantidad de vinos que puedes tomar a un precio más que ajustado,hacen casi imposible que no salgas de alli a cuatro patas.
En cuanto a la comida ,no me sorprende ,pero he decir que siempre es correcta,las ensaladas con frutas,las patatas,las tortitas de hongos,el steak tartare.....
Sin duda el mejor plato que tienen (en tapas,nunca he probado el restaurante)es la terrina de foie.
Aunque a mi si puedo elegir,prefiero una tabla de quesos o dos ,y que corra el vino.

Cena de jueves noche, eramos dos personas y cenamos en la sala de aperitiu (de tapas), el local no dice mucho, salvo por la enorme pantalla en forma de vitrina de vinos, que es uno de los grandes atractivos de este local, el vino.
Ya que puedes encontrar muchas referencia a un precio estupendo, la carta tampoco esta nada mal, con ingeniosas convinaciones y de una buena calidad, tambien el servicio brilla a gran altura, atento y rapido.
Para beber pedimos dos copas de champagne, que afortunadamente tenia abierto por los maridajes que estuvieron haciendo, y para la cena intentamos tomar un Andalus pero no les quedaba (lastima, se me resiste este vino) y a cambio tomamos Ses Ferritges, que estuvo estupendo.El servicio del vino fue bastante correcto, tuvimos que cambiar la primera botella por corcho.Copas Riedel.
Para cenar, tabla de quesos internacionales (a cual mejor), dos croquetas de jamon (sabrosisimas), patatas bravas (con estilo propio, ademas de buenas) y hamburguesa de buey (este plato es el que menos me gusto).
El pan que sirven tambien me gusto, creo que de hogaza y una especie de rosquilleta.
Cortado y limonchelo.
En general todo muy bien, sobre todo el beber y comer.
Volvere a por el Andalus !!

La lluerna es un restaurante con un ambiente muy desenfadado y con una buena eleccion de tapas que pudimos apreciar el pasado miercoles.A pesar de que el restaurante estuviera lleno ,nos atendieron bien y el servicio fue bastante rapido .Buena carta de vinos ,tomamos un par de botellas de dominio de tares un volcan de chocolate ,muy rico.
volveremos

Primera visita a La Lluerna después de varias recomendaciones. Muy interesante la selección de vinos por copas en la barra de la entrada, de precios bastante asequibles, perfecto para tomarte algo mientras esperas mesa.

Estuvimos en la parte del restaurante puesto que nos pareció demasiado bulliciosa la zona de tapeo y nos apetecía algo tranquilo. Pedimos un par de tapas, una "ensalada de tzatziki" acompañada de unos ricos boquerones en vinagre, para mi gusto demasiado cargada de cogollos de lechuga. También unas "patatas bravas" bastante originales, unos gajos gigantes de patatas, enharinados y fritos acompañados de una espuma ligera de all-i-oli y una interesante salsa brava casera.

De platos pedí un magret de pato son salsa agridulce, muy rico el pato pero algo decepcionante la salsa que parecía la agridulce de los chinos y la guarnición a base de pisto y patatas. De postre un brownie de chocolate blanco correcto.

Todo acompañado de "El grifo" correctamente servido. La carta de vinos bastante extensa y con muy buen precio.

Opción interesante, con buena relación calidad/precio, aunque deberían ampliar algo más la carta de platos del restaurante. Habrá que visitar la zona de tapas próximamente.

Estuvimos en la lluerna hace unos meses y la verdad es que salimos muy satisfechos. Como conocíamos pues la zona de aperitivo decidimos ir este domingo a la de restaurante (por cierto, todo el local llenísimo).

Al grano, comimos 4 personas. Al centro foie micuit (un pelín escaso pero muy rico), patatas bravas y hamburguesas de sepia. Para comer dos entrecots, sepia (deliciosa) y calabacín (lo más normalito). De postre tres postres, el volcán, la tarta de queso y un melocotón que muy amablamente se ofrecieron a servir al saber que teníamos un diabético.

Para beber, aconsejados pedimos el mestres con la comida y con el aperitivo una copa de perro verde, una rosita, una cerveza sin alcohol y agua grande.

Con los cafés (dos solos y si no recuerdo mal un americano) dos copas de vino dulce (no recuerdo el nombre ni encuentro la nota) y un orujo.

Todo ello por 133 euros. Buen precio con la calidad, el coperío y presentación.

Por poner un punto negativo, tardaron un poco en servir por estar muy lleno, hubiéramos agradecido que nos lo comentaran para pedir algún pintxo.

Volveremos seguro.

Por recomendación de una buena amiga que nos ayudó con la reserva, pues el local estaba lleno, disfruté de la compañía de mi hija y mi marido en este local que nos pareció muy acertado para finalizar el día.

El local con mucha luz, amplio y una bodega acristalada en el fondo de la sala. Ambiente fresco, aunque algo ruidoso. El personal cercano y atento, a pesar de que iban de bólido pues no solo el comedor estaba lleno, sino que la barra era el punto de reunión, no solo de los fumadores de sala sino de los recién llegados y una botella de agua. Carta de vinos extensa, aunque nos decantamos por pedir un par de copas de vino El Perro Verde (2,30 euros/Ud.). Una carta con bastantes opciones de tapas.

Los aperitivos (con base de coca valenciana): Langostino con guacamole; Sobrasada con dos tipos de aceituna y un picadillo de cebolla y tomate; Jamón ibérico con tomate cherry y albahaca. Curiosos y muy buenos, ya que la coca valenciana nos gusta mucho.

Tapas: Calabacín relleno de espárragos (5,80 euros) sabroso, Salpicón de langostinos y pulpo (6 euros), un excelente Milhojas de Foie (9,50 euros), Coca de gorgonzola (4,80 euros) muy buena, Coca de longaniza (para la peque, para nuestro gusto demasiado salada), y que le tuvieron que dar otro golpe de plancha pues estaba cruda.

Postres: Volcán de chocolate (4,80 euros), similar a un Couland y Cheesecake con melocotón que estaba buenísimo. Me llamó la atención su presentación: vaso de zurito en el fondo trozos de melocotón almibarados, encima una crema de queso con limón y en la corona, tres o cuatro galletas muy pequeñas que sabían a la base de la tarta de queso en cuestión.

Servicio de pan 0,50 euros/pax.

Invitación de la casa: Una copa de vino dulce MR Moscatel 2007 (uva Moscatel de Alejandría) para maridar con el postre.

Cuando volvamos a Valencia en Noviembre, volveremos para seguir probando el resto de tapas y postres.