Camino de Logroño y como alternativa al restaurante al que teníamos previsto comer en Calahorra que estaba cerrado por fiesta semanal, optamos por tomar la salida de Fuenmayor y preguntar en la taquilla de peaje de la autopista.
Con la clásica decoración de asador riojano y con un servicio atento optamos por comer a la carta, pedimos chorizo y morcilla a la brasa para compartir, nos aconsejaron media ración de cada, menos mal, puesto que si llegamos a pedir ración completa no hubiéramos podido con los segundos.
Los segundos fueron el clásico cabrito asado y buñuelos de bacalao, caseros y con bacalao.
Vino de la casa un Rioja cosechero, y dos cafés.
Parada para comer en la vuelta de Galicia, dos adultos y dos niños, asador de estilo clásico, la parte del horno está a la vista separada del comedor por medio de un cristal.
Comimos;
2 Patatas a la riojana, deliciosas.
1 Solomillo al roquefort, carne muy tierna y sabrosa.
1 Chuletillas al sarmiento
Los niños para compartir croquetas y escalopes.
Para beber agua que había que conducir , sin postres y cafés…..
Quizás no era la mejor forma de conocer este local, buena carta de vinos, básicamente rioja, tanto clásicos como modernos…..
Local de decoración casi barroca con encanto especial, aunque con una muy justa separación entre mesas. Buena carta de vinos con precios ajustados. Optamos por un tinto de la tierra (la bodega está en la misma localidad), el Finca Valpiedra Reserva 2005, que se comporta bien. Buena fruta, bien estructurado, agradable aunque quizás un poco falto de botella. De entrantes, para compartir, un consomé para darle un poco de equilibrio a un cuerpo maltrecho por la pseduo-juerga nocturna, y es que uno no está ya para estos trotes. Espárragos rellenos buenos. Carpaccio de cigalas estupendo, aunque estropeado por unas virutas de foie (no anunciadas en carta) que no sólo no aportan nada al plato, sino que desvirtuan el sabor dulzón y marino del marisco. Y de principal, como siempre, el magnífico cochinillo asado, jugoso, sabroso, de piel crujiente. Excelente el sorbete de limón y, según me comente una de las comensales, muy rica la leche frita. El servicio es amable, atento y simpático, y tienen el detalle de dejarnos las botellas del licor solicitado encima de la mesa. Eso sí, he notado que, desde mi última visita -aunque de esto hace ya unos añitos-, los precios han sufrido una considerable modificación. Al alza, por supuesto. Esto último, sin embargo, no será impedimento para que este restaurante siga siendo una de mis visitas gastronómicas ineludibles en la zona de Logroño. Y es que le tengo especial cariño, que le vamos a hacer.
Magnífico lugar con ambiente clasico de meson. Este lugar muy sorprendente cuando entras, con el horno a la vista, y un final donde empieza la sobremesa que és la bodega. Obligatorio venir a comer cabrito, delicioso. Los otros platos alubias, esparragos blancos (no los había comido tan grandes).... en fin producto de la tierra.
Gran bodega, te pierdes, en definitiva tipico lugar de carretera donde sales con una impresión mejor que con la que entras.
Chuchi, su mesón, su bodega, su servicio atento, su entrañable e inefable decoración, su entorno riojano preñado de viñedos, su techo abovedado que recoge el rumor ancestral del facistol girando cantorales allí donde nació para la eviternidad a modo de glosa el romance vulgar que hoy en día farfullamos... Pero velos aparte, Chuchi es la catedral triunfante de la manduca con cuchara, la suma frugal de suso y yuso a través de sus refectorios:el Mesón de Chuchi aúna solemnidad -porque es alquimia lo que en sus cocinas se filtra y se manipula con respeto telúrico a las materias- y sencillez porque sus guisados y sus asados se mojan con hogaza.
Propuesta para la eternidad: patatas a la riojana, menestra de verduras y pochas. Vino, el de la Casa de La Rioja.
Relación precio/calidad: aún cobrando mil veces lo que cobran, serían inimputables.