Restaurante Vins i més en Gandia
Restaurante Vins i més
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
17,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
33 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.7
Comida COMIDA
8.2
Precio medio entorno ENTORNO
6.9
RCP CALIDAD-PRECIO
9.1
Filosofía Carta de vinos
Cadáveres 8.07.16
"Sopar de pobres"
Ensalada de algas y berberechos
Salmorejo de El Perelló
Bonito
Salmón
Degustación de Quesos
Huevo Poché sobre Cama de Crema de Patata y Sardina
Atu´n a la plancha
Tartar de salmón y de sepia
Ensalada de salazones
Opiniones de Vins i més
OPINIONES
66

Una de las facultades que nos da el intelecto humano y que nos distingue del resto de los seres vivos es la posibilidad de clasificar. Muchas personas pasan su vida clasificando cualquier cosa: los animales, las plantas, los vientos, las nubes, las canciones, las sensaciones… En los últimos años me ha dado a mí por clasificar las casas donde dan de comer y he llegado a la conclusión que la única clasificación con la que me quedo es aquella que las divide en dos grupos ajustándose a un solo criterio: restaurante “con alma” y restaurantes “sin alma”.

Vins y més entra clarísimamente dentro del primer grupo. Un servicio con personalidad, una atención al cliente combinando con maestría el respeto y la cercanía, una propuesta gastronómica coherente, un estilo honesto y nada pretencioso… son algunos de los indicadores que me permiten meter sin dudar este local de Gandía en ese cajón en el que no todos caben.
Muchos son los hosteleros que, en su loable afán por mejorar su negocio, por dar mejor atención a su clientela, se han adentrado en el mundo del vino. Se han formado, han aprendido, han invertido… y ello ha repercutido positivamente en empresario y comensal. El caso de Rubén es justamente el contrario. Fraile antes que monje. La restauración no ha sido quien le ha llevado a él al vino, sino que fue su pasión por el vino la que le hizo desembarcar en el panorama hostelero de la capital de La Safor.

Conversando a la puerta del local con otros clientes que salieron también a echar un piti a los que no tenía el gusto de conocer me comentan que vienen desde Algemesí, que, hoy por hoy, esta casa es de las pocas en muchos quilómetros alrededor en la que se puede comer y beber bien a precios razonables, haciendo especial énfasis en la faceta del vino. Rubén ha sabido enmascarar una propuesta de enoteca o vinatería que tan poco viable se antoja económicamente hablando bajo la etiqueta de restaurante que resulta muchísimo más atractiva para los clientes.

Una vez en la mesa, Rubén propone, aconseja, enseña, explica, cata, pregunta… pero no desde posiciones altivas, no como quien habla desde el púlpito, no. Lo hace con humildad y sencillez, natural. Así es él: llano, espontáneo, un poco rudo, incluso. Me encanta porqué sabe despertarme la curiosidad, me hace sentir persona entendida y, al mismo tiempo, me lleva a pensar cuan ignorante soy todavía y cuantos mundos me quedan por descubrir. Un crack.
Después de tantas visitas a la casa, cuando me siento de nuevo a la mesa de Vins i més dejo que sea Rubén quien me sirva aquello que estime conveniente. Sabe que soy de aquellos que no tengo manías en la comida y que me encanta probar los vinos que él aconseja con cada plato. Ese día no vemos carta ni perdemos un minuto en hacer la comanda. Nos comenta el propio Rubén que nos va a hacer un menú a nuestra medida.

Hasta que llega el primer plato nos ofrecen un auténtico obsequio: un pan delicioso y aceite de Casa el tío David. Se trata de aceite artesanal embotellado por David, propietario del local con idéntico nombre al de este producto, elaborado a partir de aceituna alfafarenca, una variedad autóctona de esa zona alicantina.

- Comenzamos con sardina ahumada sobre berenjena a la brasa. El toque ahumado del pescado es sutil y ligero y la combinación con la verdura supone un bocado delicioso. Destacable el tamaño del lomito y lo generoso de la ración en general. Se agradece.

- Segundo entrante: quicos, foie y sopa de maíz. Llega a la mesa el plato con los daditos de foie cortados de manera irregular y minúscula. Se acompañan con el polvo de quicos. Una vez servido ante el comensal se le vierte la sopa de maíz de color vistoso y textura cuasi crema. El resultado es un plato rico pero, en mi humilde opinión, demasiado polarizado por el sabor del fruto seco.

- Seguimos con una propuesta que, según los tres comensales, resulta ser el plato estrella de la velada: chipirón a la plancha y crema de calamar encebollado. La crema se consigue triturando el típico guiso de calamar obteniendo un resultado excelente: sabrosa, intensa, honda, si se me permite el calificativo. El chipirón, sin apenas tratamiento, solo con el toque de plancha, es de una calidad excelsa y se consigue un punto y textura envidiable. Chapeau!

- Ultimo entrante: tartar de atún con helado de wasabi. Plato que bien puede erigirse como una declaración de intenciones de esta casa. Producto y sabor. Calidad destacable de “la carne” y contundencia del helado, dejando a un lado “las medias tintas”. Rico.

- Plato principal: Chuleta con verduras. Carne nuevamente de calidad notable con un punto simplemente perfecto y con la nada pretenciosa guarnición de patatas asadas y pimientos. No precisa de más y nos devuelve al debate actual sobre las carnes en los menús degustación y el “juego limitado” que da este apartado. Se puede buscar la sorpresa también en este campo, se debe, pero los resultados difícilmente superarán el disfrute que supone tomar una carne de calidad simplemente bien preparada (brasa o plancha) y unas verduras.

- En el apartado de los postres nos obsequian con tres propuestas al centro de la mesa. Digo obsequian y digo bien pues todos y cada uno de ellos están realmente ricos: Calabaza, naranja y mantecado; manzana y helado de limón; sorbete de maracuyá y chocolate. Dulzor contenido en todos ellos, sabores menos recurridos y una presentación correcta son los trazos comunes en ellos tres y que tan buen resultado da.

Para los entrantes Rubén nos ofreció dos vinos y, lejos de dogmatismos y lecciones magistrales, nos invita a tomar indistintamente el que más disfrute nos aporte: L’etoile – Domaine de Montborgeau y Johannishof 2012 (Johannisberger Hölle Trcken). Nos aconseja, eso sí, maridar la sardina y el chipirón con el primero y dejar el riesling más para el foie y el tartar.

Para la carne, nos ofrece una “rareza”. Se trata de un Giró (así se le llama a la garnacha en las comarcas alicantinas) elaborado por Alberto Redrado, sumiller del famoso restaurante l’Escaleta de Cocentaina, del que apenas se embotellan unos cientos de unidades: Curii.

Para finalizar, acompañamos los postres con Pedro Ximenez de Emilio Hidalgo. Todos los vinos propuestos nos complacen, especialmente el riesling y éste último.

A modo de conclusión y para cerrar esta valoración os remito de nuevo a la introducción de la misma, a esas primeras líneas en las que hablaba de los restaurantes “con alma” y del propio Rubén. Me reitero en la honestidad de su propuesta gastronómica, en la dedicación y buen hacer en el servicio y en la pasión que se transmite. Poco más que añadir. Un local que aconsejaría hasta al último de mis amigos y del que, una vez se sale, ya estás deseando volver. Lástima esa treintena de quilómetros que nos separan.

Podéis leer esta misma valoración acompañada de imágenes muy ilustrativas en:

http://www.vinowine.es/restaurantes/vins-i-mes-un-restaurante-con-alma.html

Possiblement hui per hui Vins i més és el restaurant més recomanable de la Safor, tant per el servei amable com per la qualitat de la matèria prima, o per exquisit respecte sobre els punts de cocció. A més a més de que Rubén és un supercrack en el mon del vi.

De justicia escribir otro comentario sobre Vins i més, después de varios años siendo mi restaurante de cabecera de la Safor, y la excusa la celebración del séptimo aniversario.
Fuimos a la comida del sábado, Sushi + burbujas. Un festival de sushi bien regado de burbujas tanto nacionales como francesas.
Disfrutamos cómo siempre, pero esta vez con el aliciente de ser algo distinto a lo habitual.
En Gandía no hay un sitio mejor, el servicio siempre atento, buen producto y precio ajustado a lo ofrecido.

¿Que decir que no se haya dicho ya de este local y de la gran persona que es Rubén?
Pues eso, suscribo todas las palabras de Antoni Alacant y Pegin.

Comentaré brevemente algo sobre lo comido y lo bebido, no vaya a ser que los moderadores oficiales y "extraoficiales" me eliminen el comentario. :)

Comida:

Jamón ibérico (correcto)
Ensalada de escabeche casero de melva del mediterráneo (ración muy generosa y el escabeche sabroso)
Salmón, tzatziki y aguacate. Me encanto, quizás el plato que mas disfruté. El salmón armonizo de lujo con el tzatiki (yogur agrio con pepino y ajo)
Bonito y su caldo con setas (de nuevo una ración mas que generosa)
Tataki de atún con sésamo, mayonesa de soja, crema pistacho (en su punto, y mucha cantidad también)
Tabla de quesos (especial la minitorta del casar)
Postres navideños caseros.

Bebidas:

Pierre Gimonnet et Fils “Cuis Premier Cru Brut NV”
Pierre Peters Cuvée de Résérve Brut NV
Marc Hebrart Blanc de Blancs Brut NV
Camille Savés Carte d’Or Grand Cru Brut NV
Jean Lallement et Fils

Unos champagnes muy correctos.
Para mi gusto destacaré el primero y el último.
¿Por qué? Por ser antagonistas quizás.
Utilizaré un símil:
El primero representaba a un pre-adolescente y el ultimo un sénior (señor maduro).
El primero era alegre, fresco, hiperactivo; y el ultimo sosegado, tranquilo y elegante.
Hablando ya en términos vinícolas, diré que el primero tenía frescura, era floral, tenía mucha mineralidad. En boca era eléctrico como digo yo, directo, con una acidez vibrante.
El último era elegante, con aromas a bollería dulce y manzana asada. En boca era sedoso, con cuerpo, goloso; un vino para disfrutar tranquilamente.

Sobre los Madeiras de los postres, decir que ocurrió algo parecido a los champagnes.
El Boal (10 años) era más serio, más seco y con gran postgusto, un acierto para la tabla de quesos.
El Malvasía (5 años) era fresco, con una gran acidez y una mayor paleta aromática y más frutoso en boca. Este hubiera ido de perlas de aperitivo con un foie.

Pero lo mejor de todo, la compañía!
Poder haber conocido al fiera de Maresme, al gran restaurantero Antonio Alacant, al enamorado de los vinos Pegin y a un gran aficionado a los buenos maltas humeantes(como yo) Elrostroimpenetrable, para mí fue un lujo.

P.D: Sobre el local y Rubén solo diré una cosa más: Mirad si me gustó el sito y la amabilidad de Rubén que mañana mismo tengo una mesa reservada para cenar ;)
Con esto sobran las palabras para decir que es un local totalmente recomendable e imprescindible de visitar si se está por Valencia.

Llevaba años leyendo las buenas críticas del local en Verema y empezaba a darme vergüenza, viviendo tan cerca de Gandía, no haber ido todavía a ponerme en manos de Rubén. Así que cuando llegó a mis oídos la posibilidad de formar parte de esta quedada no lo dudé. Era la ocasión perfecta de matar dos pájaros de un tiro, disfrutar de la cocina, la bodega y el trato de Rubén y conocer a unos cuantos veremeros y puedo anticipar que en ambos casos se cumplieron mis altas expectativas.

El menú se basó en platos de pescado, que armonizaban mejor con los champagnes que íbamos a beber, pero no pude dejar de babear cuando vi encima de la mesa de la cocina unos chuletones con una pinta exquisita. En la próxima visita, que la habrá, uno de esos no se escapa.

Empezamos con unas cervezas en la barra mientras esperábamos a todos los comensales y cuando pasamos a la mesa nos esperaban dos panes de hogaza diferentes con los que dimos cuenta de un AOVE...La cena había empezado.

-Jamón enrollado en rosquilletas y almendras. El jamón bueno y de las almendras no quedó ni una en toda la mesa.

-Anchoas caseras y piparras. De un tamaño muy grande y buen sabor.

-Ensalada en escabeche casero de bonito. Me encantó el punto del escabeche.

-Salmón, tzatziki y aguacate. Unos tacos de salmón marinado unas pocas horas con una especie de iogourt ácido. Buena mezcla.

-Bonito y su caldo con setas. Que bién sentó ese caldito.

- Tataki de atún con sésamo, mayonesa de soja y crema de pistacho. Espectacular.

Y cuando ya empezábamos a estar completos, Rubén nos trajo una tabla con 4 quesos de oveja, todos excelentes destacando la mini Torta del Casar. Qué vicio!

Llegamos justitos a los postres pero no se podían dejar perder una tarta jugosísima que no recuerdo de qué era con helado de vainilla y sobretodo una torrija con helado de turrón que no pude dejar de comer hasta que la terminé.

Acompañamos los cafés con unas rollitos de anís hechos por Merche.

En cuanto a los vinos, la experiencia fue muy buena ya que no he bebido demasiados champagnes de pequeño productor y la ocasión era única. Un punto y aparte merece el despliegue y el servicio de copas por parte de Rubén. Según mis cálculos unas 70 copas diferentes pasaron y se quedaron en la mesa, todas ellas perfectamente envinadas y servidas. Casiná!!!

Los champagnes fueron:

- Pierre Gimonnet et Fils “Cuis Premier Cru Brut NV”
- Pierre Peters Cuvée de Résérve Brut NV
- Marc Hebrart Blanc de Blancs Brut NV
- Camille Savés Carte d’Or Grand Cru Brut NV
- Jean Lallement et Fils
- Un champagne artesanal que trajo Jorge (elmesias).

Con los postres y los dulces bebimos dos madeiras: Barbeito boal i Barbeito Colheita malvasia 2002 cask. Los dos muy buenos pero a mi me ganó el de Boal.

Sin duda, unos de los mejores momentos de la cena fueron las conversaciones entre Diego (Maresme) y Rubén (Vinsimes). Que se podrían resumir en:
M- Que color tiene ese vino, es un Viñasol reserva del 84?
R- Si, pero no está en buenas condiciones, lo tengo de decoración en la barra.
M- Que no está bueno? Eso lo dices tu...
Y en ese momento solo parecían faltar las palabras mágicas:
M-A que no hay huevos a abrirla?
A lo que Rubén no tardaba en recoger el guante y todos a beber.jajaja!

Las risas se repitieron cuando la conversación volvió a empezar minutos después.
M- Ese cognac de qué año es?...jajajaj, por supuesto con el mismo final. Cognac de Gandía de 1920 en la copa y todos a beber.

Qué grande Diego y qué grande Rubén!

Y con esas pasó una velada genial, pasadas las 2h de la madrugada, con buenas risas y buena comida y bebida. Qué más se puede pedir? Sólo una cosa, repetirla.

Verema tiene cosas curiosas y, por supuesto, muy gratificantes. Tal vez la más bonita de todas ellas sea poner en contacto y crear vínculos entre personas que, de no ser por ese idilio personal que cada uno de nosotros vive con el mundo del vino o con la gastronomía en general, jamás habrían llegado a conocerse. De ello puedo dar fe aunque no me prodigue mucho por encuentros y quedadas (de momento, jeje). Al amparo de este portal nació la Peña Los Restauranteros de la que formo parte, a mucha honra, y que me permitió conocer gente con la que compartir opiniones, experiencias y aficiones comunes. Así, en el marco de la II Quedada de la peña en Can Roca, Girona, tuve el placer de conocer a Diego (Maresme) que, aun no formando parte de la misma, acudió en calidad de invitado por Jerónimo, anfitrión y organizador de aquel encuentro. Creo que puedo afirmar que Diego congenió desde el primer instante con todos y cada uno de nosotros.

Hace unas semanas Diego se puso en contacto conmigo para avisarme que estaría por Gandía por asuntos laborales en este puente de diciembre. Me comentó la posibilidad de quedar una noche para cenar y hacer extensiva la “quedada” a quien yo quisiese. ¿Gandía? El lugar estaba más que decidido, sabiendo además de la pasión de Diego por el vino. Para completar la mesa la cosa se antojaba más difícil pues no son muchos los foreros que conozca de esta zona. Un simple correo a Rubén, propietario y alma mater de Vins i més, comentándole el asunto y la maquinaria se puso en marcha. Que si podríamos decírselo a éste o a aquel otro, que si un “monotemático” de champagnes, que publicitarlo en el foro de quedadas… Superimplicado y no por un interés personal, por si alguien no conoce a Rubén y había pensado en ello. Simplemente por su VOCACIÓN “exacerbada”, entiéndaseme, de anfitrión, de acoger en casa y dar el mejor trato a sus clientes que, en poco, pasan a ser amigos. La singularidad de las fechas provocaron que fuesen muchos los invitados y realmente pocos los que pudieron asistir: muchos foreros de viaje, otros ya en celebraciones familiares cercanas a la Navidad… Circunstancia ésta que “nos obliga” a promover futuras quedadas en fechas más apropiadas.

Llegamos al local alrededor de las 21.30 h. y tras los saludos y presentaciones de rigor y unas cañas y papas en la barra, tomamos asiento en la mesa. Finalmente siete comensales: Maresme, Pegin, Elrostroimpenetrable, Elmesias y un servidor en representación de Verema y dos amigos, el uno de Diego y el otro mío, que disfrutaron de lo lindo. Se abre la primera botella y pasamos a degustar el menú diseñado por Rubén:

- Piparras y anchoas preparadas en casa: ambos productos más que decentes y buen comienzo para tomar los primeros sorbos de champagne.

- Jamón ibérico: Presentado enrollado sobre una rosquilleta en vaso sidrero con almendras (qué ricas!) en el fondo. De nuevo producto de calidad.

- Ensalada de escabeche casero de bonito: ración más que abundante con mezclum de hierbas, encurtidos, cebolleta morada y dos señores tacos de bonito con un escabeche con punto avinagrado perfecto y frescura destacable. Plato de sabores intensos.

- Salmón, tzatziki y aguacate. Bella presentación con el fondo de la crema griega de yogur, pepino y ajo, tacos de salmón marinado con un rosado espectacular y una frescura impresionante y el verde del aguacate como coronación. Rematado con unas huevas de trucha asalmonada. Plato quizá descontextualizado por las fechas en las que estamos y la noche fría pero acorde totalmente con la propuesta enológica de la quedada. Muy rico.

- Bonito y su caldo con setas: Llega el plato con un lomo grande del túnido, un lecho de boniato (batata) que no se ve y la coronación con las trompetas de la muerte. Ya en mesa se “remata” vertiendo un concentrado elaborado con las cabezas y espinas del bonito. Cabe felicitar al equipo de cocina por el punto que le dieron al lomo: chapeau. Estaba mejor imposible. La fusión con la batata y el caldo era armónica y acertada. Eché en falta, eso sí, más sabor o potencia a las setas.

- Tataki de atún con sésamo, mayonesa de soja, crema pistacho: en el campo del atún, partiendo de un buen producto, y en casa de Rubén todos lo son, es fácil preparar un buen tataki. Éste estaba de maravilla y la propuesta con la que se le acompañó estuvo a la altura del elemento principal, sin enmascarar su sabor y acompañando con gracia y acierto.

Con estos cinco “pases” (agrupando los dos primeros) salieron cinco champagnes que dieron mucho juego a la hora de comentar y valorar. Como es lógico, a cada uno le gustó uno más que otro, siendo tal vez el último el que más unanimidad generó:

- Pierre Gimonnet et Fils “Cuis Premier Cru Brut NV”
- Pierre Peters Cuvée de Résérve Brut NV
- Marc Hebrart Blanc de Blancs Brut NV
- Camille Savés Carte d’Or Grand Cru Brut NV
- Jean Lallement et Fils

Cabe comentar que, en el transcurso de la cena, Diego ya le había echado el ojo a una botella que Rubén tenía como decoración sobre la barra junto a otras botellas antiguas. Se trataba de un Viñasol de 1984. Quienes conocen a Diego saben de su pasión por los vinos viejunos y aquello que comenzó como un juego entre Rubén y él, acabó con la botella abierta y su contenido servido a la mesa en decantador (desde hacía un buen rato antes) a la hora de los postres. El resultado era un vino ya con altos niveles de oxidación y un sabor propio ya de un vino generoso. También llegó a la mesa otra botella de una rareza con las que nos obsequió Elmesias, uno de los comensales. Era un champagne artesanal con toques también amontillados. Curioso.

Para acompañar estas dos “excentricidades” Rubén sacó una selección de quesos (cuatro) que nos encantaros. Siento no recordar las referencias pero hubo dos curados de oveja, unas tortitas del casar deliciosas y un queso azul de Euskadi.

Llegaron después otros postres, de raciones cuasi desproporcionadas. Fueron torrijas caseras, tarta de calabaza (?) y dulces navideños de Merche, la pareja de Rubén que andaba ayer la pobre afónica y no pudo darnos el trato cordial que siempre acostumbra dar. Llegamos al final muy muy justitos.

Pero todavía no había acabado el festín pues Rubén insistió en acompañar estos últimos postres con dos vinos de Madeira: Barbeito boal i Barbeito Colheita malvasia 2002 cask. Nuevo debate sobre uno y otro, más opiniones, conversaciones animadas…

Y Diego a lo suyo. Nuevo “avistamiento”: botella de 1920 que reposaba justo al lado de donde estaba el Viñasol que acababa de pasar a mejor vida. - ¿Y eso que es? – le pregunta a Rubén. – Un coñac de Gandía que me regaló un amigo. Que sí, que no, que sí, que no… botella abierta y al decantador. Nada espectacular pero se dejaba beber y el encanto ese de tomar algo de casi 100 años…

Acabamos la velada con unos ricos cafés y omitimos los GT porqué había que conducir de vuelta a casa. Sensación final de haber compartido una velada superagradable con gente que merece mucho la pena y agradecimiento infinito a Rubén por todo: por la comida, por la elección de los vinos, por su desprendimiento, por su atención aun teniendo el local lleno, por su pasión por la restauración, por su carácter natural y extrovertido… Da gusto encontrar gente así y, sobretodo, sentirte apreciado y valorado también por él. Esperando ya la ocasión para volver.

  • Bonito

    Bonito

  • Salmón

    Salmón

Jornada de trabajo en Gandía tras la que había que reponer fuerzas, y qué mejor lugar que en Vins i Més. Reserva hecha unos días antes, por si acaso, para dos personas.

Nos recibe Rubén que amablemente nos acomoda. Del local ya está todo dicho, la cercanía que transmite hace que te sientas como en casa. Prácticamente lleno.

Dos frías cervezas de barril para empezar mientras le explicamos que nos ponemos en sus manos por lo que finalmente aprovechamos el menú diario añadiendo algún extra. La cosa quedó así:

Tomates con Anchoas y Piparras. Tarjeta de presentación de la casa a modo de aperitivo de un producto de primera con intenso sabor. Promesa.

Ensalada compuesta por mezclum de lechugas con hojas tiernas y frescas acompañadas de nueces, bacon en abundancia y queso azul que le daban la contundencia al plato. Consistencia.

Huevo Poché sobre Cama de Crema de Patata y Sardina. De quitarse el sombrero. Muy bien trabajada la textura de la patata para poder ligar con el huevo. Se acompañaba de un par de gruesos picatostes y una sardinita como complemento. Aplauso.

Melva Escabechada. Tremendo el punto del marinado que potenciaba aún más si cabe la intensidad del pescado. Venía aderezado con cebolla, zanahoria y una fina capa de una especie de mousseline que hacía el plato aún más grande. Indescriptible.

Degustación de Quesos. Para finalizar una tablita de seis quesos todos de muy buen nivel con alguno que se salía. Vicio.

Saturados ya, nos sacó un postre a base de chocolate con helado de vainilla que no recuerdo muy bien, puede que debido a que mi irrigación neuronal fuera deficiente en esos momentos. Agasajado.

Para beber, aparte de las dos cervezas comentadas, vino, concretamente Los Cipreses de Usaldón 2010 D.O. Alicante que me gustó mucho. Cortesía de Rubén, para los quesos un Porto Quinta do Infantado White y para el postre Quinta do Infantado Ruby, esas cositas buenas que le gusta que pruebes, ambos muy ricos.

Buen café para terminar.

No voy a descubrir nada nuevo respecto a Vins i Més que no se haya dicho ya en comentarios precedentes. Es un sitio para disfrutar y ver cómo disfruta la gente trabajando en lo que le gusta. Hacen que te sientas como en casa, sin postureo, sin apariencias, todo con naturalidad, humildad y sencillez, lo que acrecenta la grandeza que los caracteriza. Un sitio donde el cliente puede gozar de Vins i… Molt Més.

Nota: No puedo poner precio ni valorar RCP pues en esta ocasión fui invitado.

  • Degustación de Quesos

    Degustación de Quesos

  • Huevo Poché sobre Cama de Crema de Patata y Sardina

    Huevo Poché sobre Cama de Crema de Patata y Sardina

Fantástica la experiencia de comer en Vins i mes.

Para cuatro comensales; cigalitas (quizás lo mas flojo), mejillones (bien preparados), salazones (plato para rellenar, tampoco a sido gran cosa). Tartar de atún (fantástico, muy bien elaborado), alubias con morcilla (también muy buenas).
Y como plato principal, calamar plancha con guarnición de arroz negro (el calamar, insuperable y el arroz no debía de ser guarnición, merece ser plato principal).
Como postres una rueda de quesos que lamento no poder recordar sus nombres.
Tras unas primeras cervezas, los vinos bien aconsejados por Rubén han sido: un Tesch, riesling 2011. Un albariño que ahora no recuerdo el nombre. Como tinto un Proyecto Garnacha de España y finalmente para la rueda de quesos dos Portos Infantado blanco y uno tinto.

Como decía en el titulo, espero volver pronto.

Segunda visita. Prometimos que volveríamos y lo hemos hecho. Esta vez, el local a reventar, lleno en mesas, lleno en barra y nada que objetar del trato recibido.

No se como lo hacen, pero siempre están pendientes de los comensales, sin hacer ruido, como aquel que no quiere, pero muy bien atendidos.

Mi pareja y yo compartimos cena como viene siendo la tónica habitual, siendo estos los platos engullidos:

Patatas a lo pobre con huevos y jamón.- EXCELENTE, así como suena, con mayúsculas. La próxima vez me pediré uno para mi solo.

Surtido de quesos artesanos.- Creo recordar que eran cinco quesos diferentes, acompañados de una mermelada de naranja y otra de cebolla confitada. Rubén nos aconsejó el orden de cata, empezando por el mas tierno y terminando por los mas fuertes.

Atún.- Lo pedimos marcado a la plancha y así lo sirvieron. Producto de excelente calidad y frescura, muy tierno al masticar, muy gustoso de sabor, otro plato para pedirlo repe.

De postre helado de turrón con chocolate caliente por encima invitación de la casa.

De beber repetimos con el chapagne de la otra vez, un Nicolas Maillart millesime. Atemperado de copas y servicio con muy poca cantidad cada vez para que conservara la temperatura.

Nada mas que añadir, Rubén trata a todo el mundo como amigos, así nos sentimos en su casa y disfrutamos una vez mas de una agradable velada.

Restaurante que había marcado como imprescindible a visitar en estas vacaciones.
El local está situado en el centro histórico de Gandía justo enfrente del Palacio Ducal, que bien merece una visita.
Tras llamar para reservar mesa, allí estaba Rubén esperándonos con los brazos abiertos y con ganas de darnos de comer y de beber.
Asi que nos hemos puesto en sus manos y pasamos a enumerar todos los detalles que ha tenido con nosotros que no han sido pocos.

Hemos empezado el aperitivo con unas patatas fritas y unas aceitunas acompañados de una caña y magnifico vermut del Montsant magistralmente servido.

Luego hemos tenido una degustación de aceites procedentes de tres bodegas de la zona del Priorat: Clos Dominic, Terroir al Limit y Vall Llach, para mojar pan y no parar.
A continuación ya hemos empezado con el menú con maridaje:

- Tosta de anchoa con guindilla y aceite de oliva, nos comenta Rubén que las anchoas las soban en el propio restaurante y que las traen directamente de Santoña de la conservera Consorcio en latas de 10kg, la verdad es que era de un calibre considerable, perfectamente sobada y recortada, puro vicio.
- Ensalada de salazones, muy rica, creo llevaba atún ahumado y bacaladilla frita.
- Dos tartares, uno de sepia con allioli y otro de salmón con guacamole y huevas de trucha, terribles de buenos.
- Atún a la plancha con unos daditos de tomate por encima y una salsa de mostaza y soja, el atún en su punto ideal, apenas rozado por la plancha, excelente producto.
- Vaca vieja, unos excelentes cortes en su punto justo y de gran sabor.
- Los postres fueron una torrija al horno y un coulant de chocolate acompañados de sendos helados, perfectamente ejecutados los dos, el coulant con su chocolate fundido en el interior y la torrija que nos sorprendió tanto por su sabor como por su elaboración.
La cría se comió una estupenda merluza rebozada con patatas.

En cuanto al vino, el maridaje fue extraordinario dentro de los precios en que nos estamos moviendo, copas de primeras marcas y sin escatimar al rellenar las mismas:
- Fino especial La Panesa
- Tesch St. Remigiusberg Riesling 2011
- Planetes de Nin 2010
- Toro Albalá Pedro Ximénez 1985
Terminamos la comida con unos cafecitos.
Tras hablar un rato con Rubén de vinos y quesos, nos preparó una excelente tabla y una botella de Clos Dominic Blanco 2012 para llevar, no puedo decir precio, pero si os puedo decir que fue todo un regalazo.
Solo me queda agradecer a Rubén una vez mas el trato recibido y animar a todo al que se acerque por la zona a visitar esta bendita casa.

  • Atu´n a la plancha

    Atu´n a la plancha

  • Tartar de salmón y de sepia

    Tartar de salmón y de sepia

  • Ensalada de salazones

    Ensalada de salazones

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