No tengo que dar detalles del lugar, uno de los restaurantes más comentados en verema. Recibimiento a la altura del local, magnífico.
Hace un día de mucho calor, viento sur, agobio. Dudo entre pedir su menú o pedir algún plato de la carta que nos haga más liviana la comida pero al final, dado que es la primera vez de mi compi de hoy, nos decidimos por probar su nueva propuesta.
Nos acercan su degustación de pan. A cada cual mejor, no sabría con cual de ellos quedarme así que me los zampo todos.
Creo que si se puede, no está mal, sobre todo cuando uno sale de su tierra, probar las cosas del sitio al que vas. Así que me animo a probar un vino cántabro. Al parecer un vino de moda. Cien por cien uva albariño. Behetría de Cieza. Selección Barrica 2014. De la bodega Cieza. Una pequeña vuelta de tuerca a su vino con una crianza de 5 meses en barriles de roble, otros 4 en acero inoxidable y 4 más en botella. Como es aún un tanto joven se nota mucho la fruta en boca y el toque de madera es muy llevadero, no exagerado. Muy fresco pero con notable acidez. Sale frío y vamos dejándolo atemperar con lo que va ganando matices. Me ha resultado muy agradable y creo que ganará aún más con un poco más de tiempo en botella.
Comenzamos el recorrido gastronómico en sí.
Tomate pasificado, crema de quesos, nueces y albahaca. Oyes, qué rico está esto. Inmenso sabor a tomate, suave toque de los quesos.
Nos llega un plato de presentación espectacular y de un frescor que hoy se agradece. Está impresionante. Para comerte un perolo en un día caluroso. Sabor a raudales. Toco el conjunto magnífico. Gazpacho de tomate verde, jalapeños, bonita, granizado de albahaca.
Pasamos al huevo a baja temperatura y crujiente con duxelle de setas y trufa de verano. Más “clásico” pero igualmente sabroso.
Magano de guadañeta en texturas y crujiente de su tinta. Espectacular el animal. Presentación de lujo. Casi “da pena” hincarle el diente. Todo ello comestible. Mejor la tinta así, que si la sacan de untar…. me “matan”. Un plato a destacar aunque es cuestión difícil.
Pochas frescas guisadas al estilo Navarro. Creo que ha sido un “regalo” de Ignacio. Dan ganas de llorar…. pero de gozo. La madre que las parió…. Están para comerse cuatro cazos y sudar a gota gorda. Excelentes. Textura inmejorable. Suaves.
Le llega ahora a uno de los clásicos de Solana. Ya lo he probado varias veces pero no deja de maravillarme. Tan sólo el olor que desprende es ya para deleitarte en ello. Aunque Arantza considera que está salado, creo que así es lo que se pretende. Ventresca de bonito del Cantábrico a la piedra de sal “in situ”. Otro plato memorable, de los de diez, sin duda. Maravilloso.
Juega ahora el chef con otro pescado. Un plato con un curioso nombre “Merlu-meja”. Merluza de calidad superior con un caldo que nos recuerda a las patatas en salsa verde. Lo que me gustan a mi. Quizás yo propondría un poco más “grueso” ese caldo pero es una opinión. De todos modos de nuevo gozando como chiquillos.
De nuevo la influencia Navarra en su Pichón de Araiz en dos cocciones, fideos udón y puré apionabo. Siempre es más difícil el asunto de la caza. En este caso a mi compi no le hace demasiada gracia pero es más algo sicológico por la textura que algo puramente de sabor. Nos conformamos bien, ella se come lo menos “complicado” y yo el resto. Está genial pero tiene que gustarte.
Comenzamos el asunto goloso con un arroz con leche “del futuro”. Eso nos comenta el amable camarero. Preciosa presentación. Dulce pero sin pasarse. El arroz inflado, curioso. La especie de natilla, crema pastelera…. Muy pero que muy rica. Eso sí, sintiéndolo mucho yo en este caso sería más clásico. Está muy rico pero quizás prefiera el arroz con leche del “pasado”. Cosas de la mente humana.
Terminamos con un homenaje a una parte de Cantabria llena de limoneros. Desconocía yo este asunto. Con un “trampantojo”, concretamente “El limonuco de Novales”. Conseguida presentación, se rompe fácilmente la “corteza” y sale esa crema interior. Una mezcla de dulce y amargo. Gana el asunto dulce pero se agradece ese toque a limón. Creo que los de Novales deberán estar orgullosos.
Café e infusión. Para acompañarlos nos obsequian con unos detalles en forma de magdalena, de macarons y de “gominola” de gin tonic. El macaron estaba de muerte. Recién hecho, con chocolate.
Para ver alguna foto: http://gastiondo.blogspot.com.es/2016/08/restaurante-solana-ampuero-en-la-cumbre.html