Restaurante amplio, gran iluminación a través de los numerosos ventanales, mesas separadas, buen trato, pero sobre todo, agradable y relajado.
Carta no muy amplia, pero estructurada y acertada para todos los gustos; de gran esencia mediterránea y productos locales de gran valor.
El éxito del tandem Gemma-Joan radica en la sencillez del equilibrio y lo poco acostumbrados que estamos a ello hoy en día. Gran honradez a la hora de trabajar con las excelentes materias primas.
Toda la comida fue excepcional. De aperitivo, escalibada con caviar de algas y aceitunas. Entrantes: Parillada de verduras (increíbles las alcachofas), Huevo con foie y Croquetas de bacalao y boletus. Segundos: Bacalao al vapor con espinacas y Secreto ibérico en reducción de moscatel (éste algo más flojo). Postre: Mouse de crema catalana.
Café de Kenya (2,5€), té (2,5€), mil.lenium dolç (4€) y Px (2 €).
Excelente bodega plasmada en una carta con abundantes referencias locales (Terra Alta, Tarragona, Montsant, Priorato), muy bien seleccionada y a precios muy ajustados. Tomamos un muy buen Montsant, Les Sorts 05 a 23 euros.
Son famosas sus pastas que probaremos en otra ocasión
Por lo ofrecido, muy buena relación calidad.

Trato muy cordial i familiar de principio a fin.Loal renovado de aire moderno,pero con carisma.el salteado de setas frescas,fantastico podias degustar cada sabor por separado.las almajas con alcachofas,delicadas,sin vinos ni licores que disfracen el sabor.el ossobucco con ceps i camagrocs,suave tierno i limpio.y llegamos a la parte golosa,no sabíamos cual de todos provar.La crema de chocolate a la piedra con geleé de menta entraba con demasiada faciliad....y el pastel de naranja,para que contaros.El servicio de vino excelente con una carta mas que correcta para la zona en que está este restaurante.Los vinos servido a su temperatura,pues disponen de una camara-bodega,para ello.A la hora de las copas tampoco se quedan cortdos,provarlo ya me contareis.

Recepcion amable; dos primeros platos desiguales pero correctos, una ensalada de foie curiosamente con una vinagreta de cabernet.Mejor la vinagreta que el foie, y un tartar de ventresca no muy bien resuelto. Dos segundos sencillos pero en su punto; un solomillo a la planxa bien resuelto tal y como lo pedimos, y una dorada a la espalda con una coccion impecable a y el vinagre era de garnatxa.
Postres no tomamos, el servicio de vino de lo mejorcito de estas tierras con una carta corta pero bien estructurada. Tomamos un "Mather teresina" del 2000.
Un agradable descubrimiento.