Restaurante Casa Solla en Pontevedra
Restaurante Casa Solla
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Jueves noche, domingos noche y 15 días en Navidades
Nota de cata PRECIO MEDIO:
94 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
8.6
Precio medio entorno ENTORNO
8.4
RCP CALIDAD-PRECIO
8.3
Escacho con patatas en caldeirada
Camaron, algas y oreja de cerdo
Paisaje de verano
Sardinas y verduras asadas con las ascuas
Vieira en degustación
Los chocolates
Mero en caldeirada, panceta Joselito y codium
Huevo de invierno (falsa trufa)
Bocata de pepito de vaca
Morro de cerdo guisado con puerros
3 formas de cocinar un jurel
Cerezas con yogurt
Sardinas marinadas con sorbete de gazpacho
Navajas lima-limón
Opiniones de Casa Solla
OPINIONES
21

Hace unas semanas visitaba el diáfano, luminoso y verdaderamente agradable comedor de Casa Solla, uno de los restaurantes gallegos que tenía desde hace tiempo más ganas de conocer. Era un soleado mediodía de jueves y en sus amplias mesas de madera sin mantel – como manda la corriente moderna de los últimos años en este tipo de restaurantes – nos dejamos llevar por el que llaman “Gran Menú Solla”, 22 bocados de la cocina de Pepe Solla a 112€. Además de este menú cuentan con uno más breve a 85€ y una selección de platos a la carta. El menú, en líneas generales, es altamente disfrutable y notablemente estético, con preparaciones que se acercan a Galicia y que se agradecen y muchos toques internacionales sobre todo en los primeros lances donde aparecen aguachilies, tacos, currys, makis….

Lo cierto es que el equipo de Pepe Solla – que ese día no estaba presente – nos hizo sentir en paz y como en casa, tremendamente a gusto, y aunque pueda parecer que un menú de 22 pases sea excesivo salimos con una liviandad notoria que se agradece, y mucho, tras estas experiencias. Si algo no entendí en la comida sería probablemente el por qué de tener que empezar una comida discutiendo, pues sólo ofrecen un bocado de una esfera de bloody mary que el camarero incita a los comensales a pelear por ella sin ninguna otra razón que “hacer la gracia”. Después llegaron las falsas aceitunas negras (me parecieron ser queso), los crujientes de caldo de carne (para mi gusto con un pelín de sabor a rancio) y unos deliciosos y frescos taco de nabo y pescado y el tartar de pepino sobre hoja de limonero. Tras ellos, una buena mantequilla de algas para untar en una costra de sésamo, un mochi de marisco que en mi opinión ganaría si se mejorase su textura y adquiriese mayor sabor a marisco y un makipan con un espléndido mejillón en escabeche encima.

Lo primero que llegó a la mesa fue un breve aguachile de vieira laminada con maracuyá y mango, ligeramente ácido, refrescante, genial para comenzar. Encabezando este post aparecen las fotos de los platos que siguieron a los snacks, ambos preciosos y realmente ricos. El primero fueron unos camarones con oreja de cerdo y algas y el segundo un puñado de maravillosos guisantes de temporada con su jugo y un perfecto de textura ñoqui de queso.

Me encantó también el plato blanco de Espárragos blancos con queso y yema de huevo. Unos espárragos en su punto perfecto de cocción cohesionados por la yema de huevo y realzados por los crujientes y el queso. Deliciosos. En el falso arroz de choco thai, con una textura también muy lograda y untuosa, afloraban esas lineas de coco y los puntos del sudeste asiático.

El pulpo apareció con una reinvención del clásico pulpo a feira, formado por dos pases diferentes: por una parte un minúsculo trozo de pulpo acompañado de una crema de pimiento de padrón y por otra una oblea que pretendía recordar a los mismos sabores que el pulpo a feira.

Me enamoró el escacho con patatas de su caldeirada. Este pescado – también conocido como Rubio – que no suele ser frecuente en este tipo de menús llegó impoluto e inmaculado, con un punto de cocción absolutamente preciso y lleno de sabor y jugosidad. Lo acompañaban unas patatitas mini en caldeirada de las que podría haberme comido tranquilamente medio kilo más.

Tras el pescado, rompimos la línea normal para adentrarnos en un plato vegetal como son los tomates y su jugo acidulado-picante, dos bocados deliciosos que llegaron cuando ya casi pensábamos que íbamos a pasar a las carnes; un juego inteligente y diferente que con su “punch” ayudó a resetear y seguir disfrutando.

No entendí, en cambio, el plato de pollo marinado (de textura cruda por completo) con espuma de almendras y pamplinas. Un mini cuenquito de esta preparación que realmente podía haberse omitido en el menú bajo mi punto de vista.

El bogavante con morro de cerdo, raíz de capuchina y caldo marino supuso un mar y montaña suculento además de visualmente precioso. El punto de cocción del bicho y ese jugo en el fondo que estaba para mojar el buen pan que en esta casa sirven eran de nota.

Terminamos la parte salada como tal con la ya clásica de esta casa filloa de raxo adobado y ahumado, una “crepe” con puntos de guacamole y chile serrano con la tiernísima y estupenda carne encima, para enrollar y comer con la mano.

Antes de los postres, no pudimos resistirnos a ese carro de quesos que ya habíamos visto pasear por la sala entre algunas mesas. Entre ellos probamos un queso del país de vaca de Orense, un irlandés también de vaca llamado Durrus, un tres leches de Castilla y León similar al Gamoneu llamado Castro Castillo, de la quesería Cantagrullas uno de oveja realmente rico, un azul gallego elaborado con vacas Jersey, un catalán de oveja y para terminar el delicioso Granadilla de Extramadura, un queso de cabra. Los acompañaron de unas ricas confituras de higo y de membrillo.

La parte dulce – de notable cantidad – estuvo compuesta por dos prepostres, dos postres y una selección de petit fours. Empezó con unas nubes de fruta de la pasión y unas perlas de melón y un fresquísimo cuenquito de melón, yogur, queso y jugo acidulado, casi como un ceviche frío. Los de más peso, fueron el postre de nísperos, sauco y amontillado y el de chocolate con coco y curry, ambos en una línea de dulce muy ligera que no empalagaba y hacía que la comida terminase muy bien.

Con servicio de pan incluido en el menú (qué alegría, no entiendo esos menús en los que se cobra este detalle aparte) y buen café y agua sin cargo, bebiendo dos refrescos, una cerveza y una copa de vino, la factura ascendió a 118,5€ por persona, un ticket que dada la cantidad de pases, el cuidado, el servicio y toda la experiencia global me parece excelente.

Si queréis ver todo el post con sus fotos, este es el enlace: http://cocinayrecetas.hola.com/blogclaramasterchef/20170713/casa-solla-rock-gallego/

  • Escacho con patatas en caldeirada

    Escacho con patatas en caldeirada

  • Camaron, algas y oreja de cerdo

    Camaron, algas y oreja de cerdo

20 viajes, uno por plato. La vista de preparacion de los emplatados parece un ballet. La atención exquisita. Precio ajustado. Hoy por hoy merecedor de al menos otra estrella, esta muy por encima de las otras estrellas michelin que he probado. No tiene rival.

Ya tocaba probar, in situ, la cocina de Pepe Solla, un chef muy conocido y respetado en el panorama gastro nacional.

Por empezar por algún sitio, comenzaré por mencionar su ubicación. Razón tiene la web del restaurante cuando recomienda incluir en el navegador, no la dirección física del restaurante, sino la dirección geográfica, las coordenadas del lugar. No es fácil dar con el sitio si vas por primera vez, a ello contribuye la escasa señalización. Tan solo un cartel que indica la entrada al parking privado del restaurante, y que, por cierto, lo vi tarde, me pasé y tuve que ir hasta bastante lejos para poder dar la vuelta.

Pero una vez ya aparcado, sales del coche y no ves ningún cartel ni señal que indique donde se encuentra el restaurante, tan solo un edificio saliendo del parking a la izquierda y otro a la derecha. Pues ni uno ni otro, desde el interior del parking se puede acceder, por la puerta "trasera" o saliendo del parking a la derecha, caminas unos metros por un arcén mas bien estrecho hasta el edificio que está haciendo esquina, ahí está la puerta "principal" del restaurante. Un pequeño cartel medio tapado por arbolado lo indica. O tienes ojos de lince o no lo ves.

Una vez dentro, el panorama cambia radicalmente. Unas instalaciones super modernas, muy elegantes, donde predominan los colores claros y que unido a la luminosidad que entra por las cristaleras que hay en la sala, que dan directamente al campo, ofrecen una atmósfera espectacular.

Pocas mesas, muy separadas entre si, impecablemente vestidas, con vajilla y cuberteria en consonancia. Todo indica que estas en un sitio con mucha clase.

Cocina en unos de los extremos de la sala, acristalada, permite ver la actividad que hay en su interior.

Personal de sala muy profesional, muy pendientes de las mesas.

De la oferta de vinos, no puedo opinar, tocaba seguir ruta y por ello, con una copa de un albariño del que no recuerdo su referencia, hemos despachado el capitulo.

De condumio, funciona con carta y dos menús: el Gran Menú (22 bocados para conocer su cocina, a ciegas) y el Menú Gastronómico (11 platos, incluidos snacks y petits fours) según relación que conoces con carácter previo. Esta fue nuestra elección.

Y empieza la fiesta.

Snacks y Aperitivos.

- Snacks variados; Pan con sésamo y mantequilla gallega; Cachelos con mojos: de cilantro y de pimiento y Maki pan de mejillón de escabeche. Buen preámbulo, muy destacables los dos últimos.

Platos.

- Vieira con aguachile de maracuyá. Buena idea, no es mala la combinación pero tan escaso que casi no permite apreciar la preparación.

- Cigala a la llama, mahonesa de wasabi y rabanitos. Platazo, directamente. Producto y sabor. Para repetir.

- Verduras asadas, pure de apionabo y tierra. Otro platazo, suavidad, armonía, ... Para repetir.

- Merluza, jugo de aceitunas, emulsion de anchoa y alcaparras. Otro plato para repetir. Vaya calidad de producto que gasta esa casa.

- Bogavante, pollo de corral, ajoblanco de anacardos y mole. Aqui pinchamos. Bien el bogavante y el ajoblanco, pero el pollo, crudo y marinado en soja, - a pesar de que la sala lo pintaba como un sabor y textura que no recordaba a la carne de pollo -, no nos ha gustado.

- Filloa-fajita de raxo adobado y ahumado. El propio Solla, ahumó en la mesa el raxo, que deposita en la filloa y tu después envuelves para construir una especie de fajita. Muy bueno.

- Tabla de quesos con sus dulces correspondientes. Cuatro tipos de quesos gallegos de menor a mayor intensidad de sabor acompañados de unas mermeladas caseras de naranja e higo. Buen cierre para la parte seria del menú.

Postres.

- Caviar de melón. Bolitas de melón servidas en una lata de caviar. Refrescante.

- Manzana, yogurt, queso, jugo acidulado de aromáticas. Postre muy aromático y muy refrescante.

- Melocotón, coco, cardamomo. Postre goloso, bastante bueno.

- Petits fours: Diferentes composiciones de chocolate.

Cafés con hielo ponen fin a esta experiencia que deja buenas sensaciones.

Tras titubear bastante entre Maruja Limon y Casa Solla me decidí por este ultimo ya que los cambios de rumbo del primero no me ofrecian muchas garantias. En Maruja Limon han habilitado una pequeña barra de tapeo e intentamos ir a cenar a las 21.00 y ya estaba completo.
Llegamos a las 14:00 de un soleado domingo a Poio ya que pertenece a este concejo de Pontevedra y nada parece anunciar que tras esa recia casona de piedra se encuentra un agradable y amplio espacio con un impresionante ventanal sobre la ladera de la montaña.
El propio Pepe salio a recibir y estuvo alli durante toda la comida explicando algunos de los platos y al final charlamos un momento con él. Amabilidad, cercania y sencillez.
En cuanto a la comida tienen carta y dos menus. Nos decidimos por el que llama menu gastronomico. Para beber pensamos en algo facil y buena RCP como Andre Clouet del que tiene 3 en carta pero el sumiller nos avisó que solo tenian el Millesime que ya se nos iba de precio. Muy amablemente nos ofrecio un Billecart que ajustó a 46 € en la cuenta final. Un detalle.
En cuanto al menu tengo que decir que no me entusiasmo. Platos buenos en conjunto pero a los que les faltaba chispa. Mucho producto natural y de la tierra pero sin sabores impresionantes. Lo comparé un poco con Nerua en cuanto al trato del producto autoctono pero desgraciadamente a años luz de las innovaciones e impactos de la cocina de Josean.
Voy a los platos uno por uno:

• Aperitivo: Cacahuete, fajita de nabo y pescado, palitos, olivas rellenas. Salvo la esferificacion de las aceitunas, nada impactante
• Pan con aceite
• Mejillon en caldo citrico
• San choi de oreja
• Vieiras en desgustacion. Varias formas de preparar una vieira. Algo insulso
• Cigala con mayonesa de wasabi y rabano negro. Bueno pero nada de riesgo en este plato
• Centolla con sopa de patata asada
• Merluza con untuoso de coliflor, frutos secos y hojas de otoño
• Filloa fajita de raxo ahumado
• Vaca gallega con berenjena estofada
Hasta aquí diré que salvo la carne no tengo recuerdos muy especiales del resto. Bien y correctos, eso si.

• Tabla de quesos: Elegimos 6 del carrito y fue lo mejor de la comida. No recuerdo cuales fueron pero tanto los quesos como 2 confituras de membrillo y otra de naranja estaban espectaculares

Postres:
• Caviar citrico: esferas de melon. Nada de caviar citrico
• Helado de haba tonka con kefir y mango. No me dijo nada
• Chocolates: choco-coco-curri. Bastante bueno

Terminamos con una selección de petit fours muy ricos y muy presentables.

En resumen, una agradable experiencia que nos dejó un buen recuerdo pero sin mas.
El precio: 204 €.

La visita veraniega a este magnífico restaurante está convirtiéndose en toda una tradición y como siempre acompañados de alguien que necesita un empujón para acercarse al disfrute. Si después podemos repetir ya en época más invernal mucho mejor pero en caso contrario ya queda “el trabajo hecho”.
En esta ocasión fue mi hermana, que nunca había estado en el restaurante y que recogió el guante en cuanto le planteamos la posibilidad.

Nos acercamos a mediodía porque, como he dicho en otras ocasiones, los restaurantes suelen tener más encanto por la noche, pero la tarde es muy necesaria para estas digestiones faraónicas.

La reforma que han acometido en la zona de los aseos aporta un plus a la sala que, teniendo en cuenta que la cocina sigue a un nivel muy alto, acerca más si cabe esa ansiada segunda estrella que tanto se echa de menos en Galicia. El restaurante ya ha sido descrito ampliamente con lo cual no entraré en detalles.

En esta ocasión optamos por el menú gastronómico (el intermedio) porque consideramos que sería suficiente y así resultó. El menú estaba compuesto de lo siguiente:

Momento aperitivo: cacahuete, fajita de nabo y pescado, gambas crujientes y olivas rellenas
Pan con aceite
Mejillón en caldo cítrico
San choi de oreja
Vieiras en degustación
Jurel asado, verduras encurtidas y guisantes
Sardinas y verduras asadas con las ascuas
La patata
Merluza, espárrago amargo-dulce y salsa rosa picante
Filloa-fajita de raxo ahumado
Vaca, berenjena estofada y hojas
Selección de quesos
Caviar – sandía
Melocotón y amontillado
Paisaje de verano
Los chocolates

Simplemente destacaré alguno de los platos degustados para no extenderme mucho:

Vieira en degustación. Seis formas distintas de cocinar la vieira y por supuesto ninguna de ellas las habituales, todo ello presentado en una roca con los orificios para colocar la vienda. La foto hablará por sí misma.

Sardinas y verduras asadas con las ascuas. Es increíble cómo se consigue dignificar un pescado tan básico como la sardina y hacer un plato de tanta altura. Tres buenos lomos de sardina braseados, jugosos a más no poder,acompañados de verduritas también asadas. Curioso el acompañamiento de las ascuas (trampantojo a base de vegetales asados).

La patata. Una gran ocurrencia. Seis mini-patatas con un hueco en el que se había introducido una salsa distinta en cada una. Plato sencillísimo pero con un gran resultado.

El tema enológico está muy bien cubierto en esta casa tanto por el propio Pepe, gran conocedor y amante del mundo del vino, como por Josiño, el joven pero enormemente preparado sumiller que aconseja y sirve el vino de la mejor manera posible.
Comenzamos tomando unas copas de champagne Bérêche et Fils a modo de aperitivo mientras decidíamos lo que íbamos a comer y beber.
Es una suerte que haya gente como Pepe Solla que sea capaz de guardar vinos y pueda tener una carta de vinos con añadas viejas. Hay que tener pulmón financiero para hacerlo pero la recompensa es magnífica.

Iniciamos la comida con una botella de Goliardo A Telleira 2009, un vino de Rodrigo Méndez cuya añada actualmente en el mercado es la 2013. La evolución de este vino es sencillamente impresionante, un vino redondo, borgoñón, espectáculo puro y con mucha vida por delante.
Para seguir, le indicamos a Josiño que queríamos un tinto fresco, de trago largo y cuál fue nuestra sorpresa cuando lo vemos aparecer con un blanco decantado, muy buen quiebro por su parte. El vino tenía un color dorado que delataba años, daba ciertos toques de fósforo lo que nos llevó inicialmente a Alemania, pero la magnífica acidez nos trajo de vuelta a Galicia. Resultó ser un Soverribas 2011 de Alberto Nanclares. Para que luego digan que los albariños hay que tomarlos en el año …
Para la carne pedimos unas copas de un tinto y el elegido fue Algueira Pizarra 2012, un magnífico vino y una gran añada.
Por último, con los postres pedimos unas copas de algún vino dulce y nos ofrecieron La Bota de Pedro Ximénez 36, espectacular.

La conclusión de esta nueva visita es la que suelo sacar cada vez que voy, magnífico restaurante, estupenda atención y ya con ganas de volver otra vez.

  • Paisaje de verano

    Paisaje de verano

  • Sardinas y verduras asadas con las ascuas

    Sardinas y verduras asadas con las ascuas

  • Vieira en degustación

    Vieira en degustación

Sin duda es un gran restaurante. De esos que calan , donde percibes profundidad y asentamiento. Buen servicio del vino , excelente, adaptado al cliente , sin agobiar , pero provocando estímulos. Servicio amabilísimo, me encantó, divertdo y simpático , profesional, preguntando con inteción , lo más alejado de los servicios estereotipados. El local magnífico, luminoso, cristalera, cristalera para ver la cocina, muy disfrutable. Y lo más importante : la cocina. Álgo d e deislusión, la verdad Imaginé lo mejor, muy por encima de los demás y no fue exactamente así. Buena cocina sí, con criterio, bien presentada , alcanzando la excelencia en las texturas de vieira ( ¡ qué presentación volcánica) , o en la merluza amargo-dulce tan difícil.. Pero luego aparece un bogavante con pollo que no deja huella , que genera cierta indiferencia, el coco-choco-curri de calamar que fulmina el calamar..Y esto te deja algo frío, no lo esperas aquí. Parece que esta cocina es de las grandes , de las que te hacen vibrar y sentir y eso falló.
No obstante, no quiero transmitir gran decepción , porque no fue así, el menú globalmente hablando era magnífico, recuerdo las sardinas con sus ascuas, maravillosas, pero no me fui con sensación de plenitud, al menos ese día. Bueno, miento Si alguién prueba el suflé del final de huevo, es imposible que no salga pleno. Es el mejor que he comido jamás.

No abundaré en los diferentes menus de este magnífico restaurante situado en una preciosa casa en el concelho de Poio.

La opción fue ir al degustació de 62 euros. Buena parte de los pases están en la crónica de Mayo de este mismo año, si bien por ser el degustación, algo más corto.

Valga decir que los aperitivos me dejaron bastante indiferente. Una cabeza de gamba rebozada puede ser algo cuanto menos curioso, pero no me atrajo lo que deben atraer unos buenos aperitivos o snacks.

También comentar que llego a Casa Solla muy "arriba" tras mi experiencia extrasensorial en Maralba hace todavia no 15 dias y en Tickets la semana pasada...

Un Viña Mein 2013 acompaña los primeros pases. Después iremos a un 12 voltios, extraordinaria creación mallorquina, 2012, con cumplidas críticas y catas en este foro. Extraordinario.

De toda la comida me agradó sobremanera el san martinho, perfectamente cocinado y muy por encima de todo y todos el extraordinario soufflé, que bordan como nadie.

Por el contrario la costilla me pareció de nuevo un plato francamente insulso. Lo siento, es lo que hay...

Estuve leyendo un hilo muy simpático aqui en verema acerca de aquellos platos que habian sido "fashion" en los 70 y 80...sin duda el sooufflé...el de Solla superior.

No se olviden de pedirlo...con el soufflé, la sonrisa aparece de nuevo.

Extraordinario servicio, de verdad.

Pepe no estaba.

RCP a la altura de instalaciones, servicio...y...mayoritariamente el menu, si bien dejo flotar la idea de que necesita una cierta revisión de dicho degustación.

Mi primera experiencia en esta casa, hace ya cuatro años, fue un tanto decepcionante, tanto por la comida, nada del otro mundo, como sobre todo por el servicio, ya que ante un plato ni tocado, no nos dieron otra opción.

Sin embargo me ha pasado como al amigo Alberto, con el que tuvimos el placer de compartir mesa y con su pareja, Ana, de la que jamás me olvidare de su nombre, la cosa es que en la segunda ocasión los dos hemos salido mas que satisfechos, tanto el servicio magníficamente llevado por el propio Pepe Solla y su equipo, como la cocina, en esta ocasión mucho mas al nivel que de siempre se le supone a este restaurante, nos han dejado un muy buen sabor de boca.

Se me olvidaba, me encanta parasitar comentarios de amigos, y con Alberto no lo tenia fácil, pero se a dado la cosa, así que ya formas partes de mis amigos de los que me he servido para no ponerme pesado.

Dado el magnifico producto con el que cuentan en Galicia la elaboración de los chefs en esta zona suele ser mas que respetuosa con la materia prima, dotándola de los justos artificios, ya que un producto así no se puede ni se debe tratar de otra manera, así que la mayoría del menú se centra en el mar y desde luego una regularidad en todos los pases magnifica, el mero con panceta joselito, soberbio y las carnes sencillas, cerdo y gallo, pero muy bien trabajadas.

Los vinos como siempre que me acerco a esta zona, magníficos y como siempre destacar las elaboraciones del amigo Rodrigo, un artista.

Agradecer todos los detalles e invitaciones , no hay nada como ir de parte de un amigo a comer a casa de un amigo , así que gracias a Alberto y a Rodri y por supuesto a Pepe , por encontrarme entre tanta buena gente .

Resumiendo aquí si veo yo al Solla de la segunda estrella, esa que como a Andoni con la tercera, parece eterna en llegar.

Si la vez anterior que fui a Casa Solla me quité la pequeña espina que tenía clavada desde la primera ocasión en que había estado allí, me apetecía que un amigo hiciese lo mismo así que nos decidimos a acompañarlos en su visita a este gran restaurante.

A pesar de que la vez anterior fuimos para cenar y el restaurante tiene mucho encanto por la noche, prefiero hacer estas comidas copiosas a mediodía para que haya tiempo de digerir lo degustado, así que allí nos plantamos para comer, después de haber tomado un aperitivo en el cercano pueblo de Combarro.

Tanto el entorno como la vajilla, mantelería y cristalería han sido ya comentados así que no entraré de nuevo en estos detalles.

Después de los saludos iniciales, nos acomodamos en una mesa al lado de la cristalera desde la que se relaja la vista mirando hacia una bonita zona verde.
Le comentamos a Pepe que nos podía cocinar lo que quisiera, con lo que nos preguntó si nos parecía bien el menú gastronómico (el intermedio de los 3 que tiene). Tras comentarlo, decidimos pedir el más largo para que el disfrute sea completo y esto es lo que fue apareciendo:

- Momento aperitivo: las piedras que se comen, aceituna rellena, cabeza de gamba crujiente y bocata de navaja
- Pan con aceite
- El huevo que no es
- "Laconcita pibil" de nabo
- Mar
- Vieira y Green Tallarín
- 3 formas de cocinar un jurel ahumado
- Pulpo a la gallega
- Bacalao como una "sopa misho"
- Huevo de invierno (falsa trufa)
- Merluza, espárrago blanco, romesco de cacahuete y yema
- Mero en caldeirada, panceta Joselito y codium
- Morro de cerdo estofado con puerros y endivias dulces
- Muslo de gallo con la ensalada de setas y hojas
- Selección de quesos con los dulces
- Piña colada
- Gominolas
- Leche cuajada, queimada y manzana
- Paisaje de primavera
- Soufflé Solla
- Los chocolates (bizcocho crujiente, bizcocho cremoso, macarrón, polvo con grue, almendra, trufa, relleno de licor y choco-coco)

No me pararé a explicar cada plato porque sería demasiado tedioso a la hora de leer el comentario pero indicar que toda la cocina estuvo a una gran altura aunque destacaría algunos platos:

3 formas de cocinar un jurel ahumado. Este plato lo había tomado en mi anterior visita y me ha vuelto a encantar. Se presenta el mismo lomo del jurel cocinado de 3 formas: marinado, a la plancha y a la llama. Plato para compartir por parejas. Estupendo.

Huevo de invierno (falsa trufa). Yema de huevo cocinada de forma que no se desparramaba pero que tampoco estaba solida cubierta de polvo de trufa y acompañada de boletus y setas ralladas. Huevo a baja temperatura o a temperatura constante? ;-) Espectacular este plato.

Mero en caldeirada, panceta Joselito y codium. El mero es un pescado que me encanta pero acompañado de esa magnífica panceta Joselito formaban un tandem excepcional. Increíble!

Soufflé Solla. Como bien dijo Óscar, es muy complicado que en un restaurante de cocina elaborada de este tipo te presenten un postre como éste y con una elaboración perfecta. Es una especialidad de la casa y el resultado es buenísimo.

Para acompañar este magnífico menú fuimos pidiendo sobre la marcha lo que necesitamos y fue lo siguiente:

Ratiño 2010
Dorado Superior 2005
As Covas 2010

Todos los vinos a una grandísima altura pero destacaría As Covas, el magnífico vino que elabora Rodrigo Méndez en Rías Baixas a base de uva pinot noir de la zona. Increíble color, buenísimos aromas y magnífico sabor.

Para los postres pedimos unas copas de Armán Doce, el vino dulce que elabora la bodega Casal de Armán y cerramos la comida con un Oporto de Noval y un GT para quien lo quiso.

Con respecto al servicio, muy profesional y en su sitio en todo momento. Siempre atentos a rellenar las copas tanto de agua como de vino. Es especialmente importante la presencia de Pepe Solla en la sala: hace las veces de sumiller, controla los tiempos de todas las mesas, sirve platos cuando es necesario y domina la cocina en la distancia.

En cuanto al precio, no lo pondré porque desvirtúa un poco la realidad, fuimos invitados a ciertas cosas. Simplemente me gustaría destacar la gran faceta humana y la generosidad de Pepe Solla.

No sé si finalmente mi amigo se sacó la regular impresión de su visita anterior (creo que sí) pero pronto lo sabremos con un comentario que llegará en unos días.

  • Los chocolates

    Los chocolates

  • Mero en caldeirada, panceta Joselito y codium

    Mero en caldeirada, panceta Joselito y codium

  • Huevo de invierno (falsa trufa)

    Huevo de invierno (falsa trufa)

Cuando uno va a un gran restaurante y tiene una experiencia que, siendo buena, no acaba de ser lo que espera, hay 2 opciones: poner una cruz al restaurante o intentar quitarse el mal sabor de boca en otra ocasión.
En mi caso y después de que buenos amigos me dijesen que lo intentase de nuevo, decidimos probar suerte en Casa Solla en una noche muy fría.
En esta ocasión la compañía era estupenda así que el primer caso estaba dado.

Llegamos al restaurante y, en la entrada ya nos reciben para preguntarnos si queremos tomar un aperitivo en la zona habilitada para ello o vamos directamente a la mesa. A pesar de estar muy agradable el sitio, con fuego incluido, decidimos pasar ya al salón.
El salón es amplio, con buena separación entre mesas, muy bien vestidas éstas.

Al momento aparece Pepe Solla para saludarnos (conoce a nuestros acompañantes) y después de que nos entregue las cartas ya le decimos directamente que "venimos a que nos dé lo que quiera de comida". Cuando se está en un restaurante de confianza esto suele funcionar muy bien y, a la postre, así fue.

Paso ya a relataros el festín porque me llevará un ratillo:

- Los aperitivos: bloody mary, camarones crujientes, aceituna rellena y sardinillas añejas. Una muy buena forma de empezar.

- Pan con Aceite. Unas hojas de pan con sésamo en los que hay que untar aceite solidificado. Sabor intenso, muy agradable.

- El huevo que no es. Aparece un huevo abierto por uno de los extremos al que se le ha añadido algo dentro que no consigo descifrar pero que simulan la clara y la yema del huevo. Muy rico.

- Croqueta cremosa de jamón ibérico. Nos traen un mini-plato hondo con una crema que sabe como las mejores croquetas. Nada que ver en la presentación pero una auténtica croqueta en el sabor.

- Berberechos al natural. Esto fue una petición de nuestros acompañantes, que opinan que probablemente los mejores mariscos degustados por ellos hayan sido en este restaurante (y mira que han comido marisco!!) aunque no es lo habitual pedir marisco. Los berberechos buenos de calibre y con un sabor a mar brutal.

- Nuestra fajita de nabo y navaja. Nos presentan la navaja, el nabo y unos brotes sobre una oblea que hay que enrollar y comer a modo de fajita. Pleno de sabor.

- Ensalada de angulas y almejas. Se presentan un par de almejas ya sin concha acompañadas de las angulas. Más sabores puros. Cómo estamos disfrutando!

- 3 formas de cocinar un jurel. Aparecen con una especie de "cajitas" que abren al llegar a la mesa. Empieza a salir humo porque hay unas pequeñas brasas debajo. Se trata del mismo lomo de un jurel que se ha dividido en 3 trozos y cada uno se ha preparado de una manera distinta: uno marinado, otro marcado en la plancha y otro cocinado directamente al fuego, todos ellos ahumados finalmente. Simplemente espectacular.

- Pulpo estofado y berzas a la gallega. Un par de trozos de pulpo cocinado directamente en una olla sin agua, sólo con el jugo del pulpo y acompañado de berza gallega. Muy bueno.

- Morro de cerdo guisado con puerros. Presentado en una piedra muy original, aparece el morro con todo su sabor acompañado con una crema de puerros y unas pequeñas endivias.

- Huevo de otoño (falsa trufa). Nos presentan algo que parece una trufa acompañado de un níscalo y algo más que no recuerdo. Lo que sí recuerdo es el sabor del conjunto, magnífico.

- San Martiño, cebollitas rellenas, bulbos de acelgas y clorofila. Un buen trozo de este pescado que se deshacía perfectamente en sus lascas y estaba perfecto de punto.

- Bacalao como una sopa miso. Un caldito en palabras del propio Pepe "que sea reconstituyente para que podamos continuar". Estupendo caldo.

- Bocata de pepito de vaca. Con otra presentación única, nos ponen una especie de bola de pan casero rellena de un tartar de ternera. Qué original!

- Perdiz-filloa y caldo de cazadora. Trozos de perdiz envueltos en una auténtica filloa que hay que coger con las manos y mojar en el caldo. Se me acaban los calificativos.

- Selección de quesos. Cuatro quesos para probar a cada cual mejor: tetilla, queso azul gallego y un par más que no recuerdo.

- Piña colada y gominolas. Empezamos con los postres. 2 mini-bocados cuya apariencia no tiene nada que ver con el título pero con sabor exactamente a eso.

- Leche cuajada, queimada y manzana. Un vasito con pequeños trozos de manzana, leche cuajada y todo ello regado con queimada muy ligera.

- Paisaje de otoño. Postre variado con turrón (hecho en la casa, por supuesto), almendras, trufa ... Otro buen postre.

- Soufflé tradicional de Solla. El soufflé de Solla es un auténtico clásico que mejora día a día.

- Los chocolates. Chocolates variados en presentaciones, texturas y sabores. Aquí tengo que admitir que dejamos una parte aunque es lo primero que dejamos.

Este gran menú había que acompañarlo de buenos vinos así que la selección fue ésta:

- Leirana 2009
- Clos de la Coulée de Serrant 2000
- Quinta da Muradella Berrande 2008
- La Bota de Pedro Ximénez 25 (Bota "No").

Todos los vinos a una grandísima altura, acompañando el menú perfectamente.

El servicio atento en todo momento y presto a cumplir nuestras peticiones. El propio Pepe muy presente durante toda la velada.

Me gustaría destacar las presentaciones de los platos, todas distintas, todas originales y todas muy adecuadas al plato que era.

En cuanto al precio, no lo pondré porque fuimos invitados a algunas cosas pero decir que la RCP es muy buena aún pagando lo que cuesta teniendo en cuenta la calidad del producto y las magníficas elaboraciones.

Finalmente, sólo puedo decir que es una de las mejores experiencias gastronómicas de las que he disfrutado. Si esto sigue así no está lejos precisamente la segunda estrella.

  • Bocata de pepito de vaca

    Bocata de pepito de vaca

  • Morro de cerdo guisado con puerros

    Morro de cerdo guisado con puerros

  • 3 formas de cocinar un jurel

    3 formas de cocinar un jurel

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