En este país siempre vamos de un extremo al otro. La antigua ley arruinó a

En este país siempre vamos de un extremo al otro. La antigua ley arruinó a muchos propietarios que no podían pagar los gastos de un edificio con los alquileres que cobraban. Ahora damos el salto al libre comercio salvaje. Esto que apuntas de las franquicias es una tragedia. Una ciudad sin comercio es una ciudad fantasma y cuando ves que las franquicias devoran a las tiendas y bares de toda la vida, esa ciudad se convierte en un centro comercial. Para mí Londres era la ciudad más entrañable de Europa. La última que fui, cuando busqué mis tiendas favoritas, en su lugar había un Zara o un Pizza Hut. No volveré. En Praga desapareció todo el comercio y hostelería de sus primeros años de libertad. Ahora es como Disneyland.