Las descalificaciones personales no contribuyen a nada. Por lo demás, no creo

Las descalificaciones personales no contribuyen a nada. Por lo demás, no creo que el tono general de las intervenciones haya ido en la dirección general de descalificar a los elaboradores que permanecen dentro de las D.O. La inmensa mayoría de las firmas amparadas bajo la D.O. Jerez tienen en el mercado alguna marca de vinos de clase mundial. Pero es legítimo, y yo diría que hasta saludable, pensar en mejoras en la regulación, cosa que en no pocas ocasiones se pueden traducir en menos regulación pero más eficaz. En todo caso, me reafirmo en que este tipo de organizaciones, por su propia naturaleza, son más eficaces en certificar un origen que en asegurar calidades.

Ahora bien, independientemente de los paraguas normativos de los que nos hayamos dotado, las denominaciones de origen no sólo reflejan determinadas especificidades geográficas, sino la historia de un país. Hay abundante literatura -sugiero leer, por ejemplo, el libro de James Simpson: Creating Wine. The Emergence of a World Industry, 1840-1914, Princeton, 2011- que deja patente lo obvio: la estructura del negocio vinatero, el reparto de la propiedad de la tierra, es determinante en la determinación de qué tipo de organismo regulador vas a tener. Si tu partes, como es el caso de Jerez, de un poderosísimo grupo de comerciantes vinateros con un sólido anclaje en los mercados de exportación y que acumula mucho poder, difícilmente van a ser los pequeños cosecheros, que se dedican a ser proveedores de los segundos, los que marquen el paso en la génesis y funcionamiento posterior del Consejo Regulador. Vid. Cabral Chamorro: http://www.magrama.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/revistas/pdf_ays/a044_05.pdf . También los capítulos que dedica Sophie Lignon-Darmaillac a la cuestión son reveladores: http://books.google.es/books/about/Les_grandes_maisons_du_vignoble_de_Jerez.html?id=AuciKEolQNsC

No hubo en España un reparto generalizado de tierra como sucedió con la Revolución Francesa, no se creó una clase de agricultores de tamaño medio que podían vivir relativamente bien de controlar todas o buena parte de las fases del negocio, y por tanto las AOC francesas, que hay que decir tienen diferencias considerables entre sí, poco tienen que ver con las DOs españolas. Y ello debe mucho al peso político de los pequeños y medios productores franceses. Quiero decir con esto que más vale no pedir peras al olmo. Muchas veces se hacen acusaciones sobre los CRDO que son injustas, entre otras cosas porque por muy buena que sea una regulación, bien poco se puede hacer si los recursos no son grandes. Por otra parte, muchas veces la inacción se debe a conflictos muy antiguos y enconados: véase, por ejemplo, el problema que gravita sobre los "finos" sanluqueños. Y, sobre todo, porque nos movemos dentro de una estructura del negocio en el que la industria y el comercio han ido, históricamente, unos cuantos largos por delante de la vitivinicultura.