El perfecto compañero de la sobremesa

La sobremesa debería ser patrimonio nacional, es uno de los mejores momentos de la comida, donde ya sólo queda la digestión, el adormecimiento de los sentidos y la distensión mental. En este momento hay dos grandes opciones, conversar con tus iguales o dejarte llevar y hacerlo contigo mismo, mirar la chimenea, la ventana, encender el habano que guardaste o acariciar el gato.

Tanto en un caso como en otro, una copa de un oporto puede acabar de redondear la situación, de pulir cualquier arista que no permita que la experiencia sea de perfecta.

Este tawny se presenta en un color rojo picota con ribete atejado.
Nariz de buena intensidad con un aromas de fruta negra madura, de especias, de vino caliente, canela, naranja algo verde, notas amieladas, de tabaco de pipa y café recién hecho.
En boca tiene una acidez excelente, una sensación ligeramente balsámica, una cremosidad fina, elegante y un calidez contenida pero presente. Es un vino de relax, de paz y sosiego, para el postre o de postre, para el café o como café.

Grande.

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