Su preciosa y densa lágrima tiñe con gruesos trazos granate el cristal por el que se extiende, y tan marcados son que se asemejan a surcos de labranza.

Sus primeros aromas son risas de fruta roja y seriedad de madera de cedro.

La sensación táctil en boca es muy potente, con pimienta negra recién molida salpicando la fruta.

Gradualmente va suavizándose pero sin perder un ápice de musculatura, y es poco después cuando la fruta negra inunda el paladar y empapa la lengua. Un pellizco astringente al final del recorrido lanza un guiño picante al sedoso relieve de terciopelo de su capa negra.

Pasan las horas (siete) y las especias han crecido y se han multiplicado. El primer cedro se ha convertido en un bosque de pinos por entre cuyas ramas se cuela una fresca brisa.

El musgo se agarra a los troncos y el chocolate con nata pinta las ramas.

Las copas de los árboles van clareando y van dejando paso a la luz. El abrupto relieve de horas antes es ahora un horizonte de líneas suaves pero el paso del tiempo no afecta a su volumen que vuelve a reclamar tu atención justo antes de caer por la tráquea.

Una bocanada de regaliz negro te invade la nariz.

Los aromas no han cesado de evolucionar y aunque los sabores han sido algo más perezosos en su baile, de repente levantan alas y te elevan consigo dejando tras de sí una película oleica con sabor a tinta china, que al final te deja un recuerdo a hoja de tabaco.

Un gran Toro, un animal de bella presencia y soberbio cuerpo. A la misma altura que los grandes de esta región a un precio significativamente menor.

Precio en Internet: 15€