Crianza con alma de reserva

De color rubí marronoso de poca capa, borde atejado, muy amplio, sin apenas diferencias entre borde y menisco. Limpio, brillante, con destellos anaranjados y rojizos, finas lágrimas. En nariz nos encontramos un tinto de gran clasicismo riojano, limpio, abierto y de buena intensidad. Tiene un profundo carácter varietal, con apuntes de fruta roja muy madura (cerezas, ciruelas y flores marchitas) junto a foudres envinados, duelas, marroquinería, cuadra, pelo mojado. La tempranillo aporta elegantes notas vegetales que se suman a una barrica finamente avinillada y cremosa. Aromas de gran entereza e integridad. Después de 4 horas de cata el vino sigue prieto y vertebrado, sin venirse abajo en ningún momento. En boca es algo grueso, seco, fresco, sabroso, vivo, con taninos pulidos pero vivos y una acertada acidez que lo hacen brillar. Un tinto de pleno carácter terciario, inundando la sala de cata con una paleta de maderas exóticas (cedro, abedul ruso, ebanistería) que aportan un matiz avainillado muy elegante y leves especiado de fondo. Los crianzas de Marqués de Riscal no tienen nada que envidiar a cualquier otro reserva de la época. Lleva de maravilla sus 36 años, en plena forma. Un estilo de Rioja que apuesta por la sutileza y la elegancia renunciando a la musculatura de los gran reserva. Aquí nos encontramos el perfil más liviano, fresco y amable. Una gran oportunidad de tomarle el pulso a la inédita cosecha del 76 que tan pocos vinos longevos nos ha dejado.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/04/marques-de-riscal-1976.html