Un estilo único en un vino que requiere guarda

Uva pisada en lagares de granito, vinificado con raspón y encabezado con alcohol vínico. Tres años de crianza en “toneis”, 27 años en damajuanas de cristal y embotellado en 2007.

Ambarino claro con destellos cobrizos.

Nariz de media intensidad, compleja y elegante, que poco a poco va dando más y más matices. Frutas maduras, tabaco rubio, orejones, frutos secos, especias orientales. Es más sutil que potente y muestra un equilibrio aromático entre reducciones y oxidaciones. Con más aire prevalece la gama frutal, higos, dátiles. Muy sutil.

En boca es un vino potente, armónico, largo, delicioso, se nota que todavía debe ir redondeando registros, pues todavía hay un toque alcohólico y tánico, pero lo cierto es que el conjunto resulta una delicia por su elegancia y equilibrio. Final largo y persistente de frutos secos y frutas maduras, con un posgusto especiado.

Los garrafeiras son vinos únicos en el mundo por su crianza en viejas damajuanas de cristal, y este 1977 es el último de la serie, un vino que necesita botella para redondearse pero que muestra una enorme calidad que le hace ser un vino legendario y realmente atractivo. Unos 300-400 euros, ya entramos en precios muy respetables a pesar del gran nivel.

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