Para meditar

Color ámbar brillante. Aromas de flores blancas, chocolate blanco y cáscaras de cítricos. En boca tiene un sabor peculiar, intenso, dulce pero sin empalagar gracias a su acidez envolvente, la cual combina a la perfección con postres como turrón de chocolate, dátiles, miel de floración del café y frutos secos. Según la ficha técnica de la bodega, apenas se hicieron 590 botellas. Ésta cayó rapidito con sus 350 ml. Un vino que lleva a una meditación ineludible: ¿Debería existir alguna ley divina o humana que obligase a embotellar en formatos magnum? ¿Será un sofisma eso de que si lo bueno es breve, dos veces bueno? ¿Tripó de Gat y Mamella de Monja?

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