Justificando el mito

Sensacional corcho, de los mejores que he visto.

Señorial color rubí con algún destello granate aún y ribete color ladrillo. Fluido y de lágrima viva.

Como es habitual en estos grandes vinos, le cuesta enseñar lo que tiene, es perezoso y necesita su tiempo y buena aireación. Pero cuando despierta, enseña un magnífico bouquet: complejos terciarios en primer plano (cedro, grafito, habano) envolviendo sutiles tonos de fruta negra (mora, grosella, cassis) y cacao. Excelente complejidad, más elegante que potente.

Fabulosa textura en boca, muy elegante y compleja, con buena acidez (quizá algo más marcada que en burdeos más recientes) y taninos aterciopelados, prevaleciendo los tonos terciarios (cuero, chocolate negro) pero con tonos frutales aún presentes (de nuevo cassis, zarzamora), muy fresco y con un larguísimo final.

Este 70 es un vino tremendamente elegante y redondo, con una definición brutal.

Tenía ganas de probar este vino por muchas cosas, entre ellas porque quería ver tras algunas verticales de riojas antiguos (Viña Real, Reserva 904) si las impresiones que teníamos eran correctas frente a estos colosos míticos. Sin duda, me confirmo en mis impresiones: estos chateaux franceses son historia viva, vinos monumentales, pero nuestros riojas dan sobradamente la talla. Creo que decir que el Viña Real 68 o el 904 64 son vinos de talla mundial no es en absoluto descabellado.