Se muestra desde el principio cerrado, le cuesta desarrollar y sacar todo lo que lleva dentro. ( Me ha pasado con casi todos los 2011 de Rioja Alavesa) Al momento salen notas mentoladas y licorosas, florales, a lirio, fresa madura y toque lácteo de yogourt de frutas del bosque, pero a lo lejos, escondido. Moviendo la copa esperando captas un olor a frutillas rojas con cierta apariencia chispeante, comienzo a pensar que se trata de un M.C.
Al tiempo se muestra con más fuerza e intensidad, pero algo enmarañado. Ahora tenemos nuevos aromas, desde la canela, bombón de cereza en licor, todo ello envuelto en seriedad, madurez.
Voy a la boca y luego seguimos con la nariz.
Entra con suavidad, pelín goloso y con un final de azúcar quemado y caramelo de violetas, ahora marchitas.
Es terroso, hay fruta en sazón, dulzor -pero a cámara lenta- sale la violeta delicada y muy clara, regaliz, tanino redondo y acidez fresca, con potencia y al mismo tiempo suave, es como si desapareciera, no perdura, solo el volumen y el calor del alcohol, final mentolado.
Vuelvo a la nariz y encuentro aromas a deposito, turba, pedernal, caliza, ciruelas negras pasas, ciertos aromas a "crianza" café aromático, chocolate, especies dulces, bizcocho borracho. Se encuentra comodo conforme se calienta, sale la complejidad que lleva dentro.
Buena materia prima, llena la boca, se va y repites. ¿Por que no te llena?
He pensado en un par de titulares y me he decantado por el de esperaba mucho más.
Puede parecer contradictoria la cata, pero no lo es, por que hay una razón de peso y no es otra que el alto precio.
A Benjamin y a su vino, se le debe exigir mucho más. El vino no solo te ha de gustar, te tiene que enganchar, que pese al precio lo vuelvas a comprar, por que te enamora. Pero es que cuesta el doble que cualquiera de los buenos M.C. En fin para sacar un largo debate. (Este era otro titular).