Maravillosa sorpresa y vino.

Rojo picota intenso con pequeño ribete granate. Nariz donde la tempranillo alza claramente su voz nada más olerlo potenciada por los recuerdos ahumados y tostados de su crianza. Frutos del bosque en compota, finas notas vegetales, especiadas, ahumadas y un matiz herbáceo tostado. Una nariz de libro para catar un vino español castellano de tempranillo bajo un perfil clásico. Sensaciones cárnicas de cocina con horno de barro, maíz tostado, hojarasca quemándose con ese aroma entre el tueste y lo vegetal. Los cueros se intuyen, pero no claramente por ahora y salen aromas de flores blancas de media intensidad y tostada de pan. No deja de darte una sensación agreste, cárnica, de tueste, vegetal y frutal. En boca es muy rico, voluptuoso, con sabores de fruta negra en compota y cacao bajo leves tildes alicoraditas. Matices de menta, after eigth, hay cremosidad en el paso además de unos taninos algo rústicos, pero también frutales. En el posgusto se queda la sensación de tostado, pero a la vez también bajo el perfil de fruta negra. La retronasal es muy buena, hay menta, fruta negra bañada en licor y ahumados. Me ha encantado, es un estilo autentico bajo el que se podrían englobar a muchos vinos de Ribera del Duero de la década de 1990, esos que probábamos al principio. Hizo mucho daño cuando la crítica hablaba negativamente de los aromas de coco de la barrica americana, para mí es una apuesta decidida para dar identidad y tipicidad a la Tempranillo. ¿ Que hubiese pasado si todas las bodegas de Ribera del Duero y Cigales hubiesen apostado por la barrica americana ?, con sus diferentes calidades e intensidades de tostados. A veces intentamos parecernos al resto del mundo obviando la generación de valor añadido propio de nuestras zonas, variedades y costumbres. Un vino del 2006 en perfecto estado y que refleja un estilo al que todos deberíamos de considerar como propio y nacional.