Pura expresión del Grand Cru de Cramant

Dorado limpio y brillante, burbuja pequeña y abundante.

Intenso y complejo en nariz, con una encantadora reducción inicial que se disipa en copa. Es pura flor, pura tiza, fruta blanca de hueso, cítricos, ahumados, vainillas. Una nariz limpia y llena de pureza que es la más exacta expresión de ese soberbio terruño de Cramant. Con más aire se vuelve más frutal. Una delicia.

En boca es un vino preciso y precioso, con una acidez salvaje y directa, un paso redondo, fresco y cremoso y un final fino y largo que nos deja recuerdos frutales, minerales y ahumados, quedando un mínimo toque de frutos secos amargos, con una larga persistencia. Burbuja perfectamente integrada en un conjunto que resulta hipnotizante.

Tremenda sorpresa esta cuvée superior de Diebolt-Vallois, una casa que elabora Champagnes muy finos y expresivos, concepto que con este vino llega a sus más altos niveles. Es Cramant en una botella, el equilibrio, la finura y la potencia, todo ello unido en un vino encantador. No resulta barato (unos 90 euros), pero si tenemos en cuenta su nivel…es razonable. Enorme vino.

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