Bien por San Alejandro.

Cereza picotona con ribete rosáceo de capa media-alta.

Especial en nariz, o he cambiado yo o ha cambiado él. Percibo en primer lugar unos desubicados aromas de algas y lata de conservas. Luego ya nos centramos y aparecen el monte bajo, las frutas del bosque, la pimienta negra, los encurtidos, la panadería y los balsámicos finales.

En boca es esbelto, secante, herbáceo y frutal. Sápido, personal, amargoso. Ese licor de café recorre toda la boca, limpiándola y alegrándola.

Buena salida, con notable longitud.

Parece que cuando buscamos una garnacha bilbilitana nos alejamos de Baltasar Gracián por ser el más conocido, el pionero... ¡Qué mal hacemos!... ¡Y qué bien hacen ellos las cosas!

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