Fenomenal la evolución

Botella clásica de este vino. Descorchamos: corcho perfecto, entero, como de vino recién embotellado, poco manchado en el extremo interno (apenas 1 mm que, para un Reserva de 8-9 años no es nada). Huelo el corcho, perfecto.

Visual: rojo rubí-cereza oscuro, capa media-baja, ribete transparente con fuertes destellos ocres y atejados pero donde todavía se ven ligerísimas reminiscencias púrpuras. Limpio, brillante y con muy buena lágrima.

Nariz: intensa desde el inicio, algo de fruta roja y negra, pero sobre todo tenemos aromas mentolados-balsámicos y especiados a regaliz, coco, vainilla, clavo y pimienta negra, tostados y torrefactos. Mucho tabaco rubio. Terciarios también notables a carne fresca, cueros y piel de animal. En conjunto agradable pero a "vino clásico y viejo riojano". Se nota muchísimo la madera que domina claramente sobre la fruta (que es relativamente escasa).

Boca: entrada sedosa y fácil, de taninos pulidos, con un buen punto de acidez todavía pero muy bien equilibrada respecto al alcohol, los taninos y la poca fruta que tiene. La fruta no es muy preponderante y es muy madura y licorosa en el paso por boca. El paso por boca es muy rico para los que les gustan los vinos con madera clásica (mi caso, aunque me gustan también estilos opuestos). El final es medio-largo con postgusto y retronasales con una mezcla especiada-licorosa-balsámica y a tabaco rubio fantástica.

Es un vino clásico de Rioja de toda la vida: de larga maceración y crianza en madera americana, no cabe descubrir nada, más que reiterar que es un muy buen vino, muy bien hecho, bien integrado, donde la fruta no destaca pero donde su complejidad es muy grande para el precio que cuesta. Está, si cabe, mejor que anteriores botellas tomadas de esta añada y de la añada 2003 y 2005. Quizás, ahora mismo, la 2004, sea la mejor añada para tomar de este vino (por la excelencia de dicha añada y por el momento en sí: 8-9 años desde la vendimia 2004).

RCP muy buena.