Solo por la etiqueta merece la pena descorcharlo

Color rojo granate con el ribete burdeos, bastante cubierto y limpio, brillante y con una lágrima delgada, lenta y abundante que le da vistosidad lo que ya nos da idea de su contenido glicérico.

En nariz inicialmente da unos aromas de reducción que necesitan una buena aireación para dejar que se marchan, una vez marchados, se deja paso a unos aromas de toffee elegantes, tierra húmeda, bosque humbrío, ebanistería y una sensual nota trufada, en el fondo se mece sobre unas notas de fruta negra confitada que están discretamente presente.

En boca el vino entra con potencia, alguna arista aún presente en acidez y astringencia pero que igualmente se deja airear varias horas y desaparecen.

Vino que mejorará en botella adquiriendo complejidad y limando esas pequeñas aristas, pero que ya se puede disfrutar.

En cuanto al diseño de la botella (cápsula, etiqueta y vidrio) diría que en conjunto de los más bonitos y atractivos que he visto (por no decir el que más). Gracias amigo José María por enseñarme estas cosas.

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