Cuando lo probé este verano en la bodega de Fuencaliente en La Palma, me pareció comprender la fama que durante varios siglos tenía este vino. Muy bueno.

Pero, en la cata en casa se me quedó más corto. Hay que decir que servido en frío este vino engaña; pero a temperatura ambiente sí que mostraba su potencial.
Color miel clara, muy limpio, brillante, excelente aspecto.
En nariz huele a cera de abeja, miel, confitura. Algo de bollería.
En boca es goloso, dulce y en su justa medida (entre 100 y 140 g/L de azúcar,datos de bodega). Acidez media.
Es denso, con un excelente retrogusto, algo amargo.
16 € la botella de 0,5 L.

De color dorado brillante, mieloso...

Nariz con toques de brioche, mantequilla, mineralidad y fruta amarilla.

En boca de entrada dulce pero para nada empalagosa, de hecho casi más golosa que dulce. Final amargoso que hace repetir. Ciertos toques minerales, buena acidez.

Agradable.

De color amarillo ambarino con ribete naranja.

Nariz de buena intensidad que recuerda a albaricoques secos, melocotón muy maduro, piel de naranja y fruto de cáscara (avellana y nuez). Fondo ligeramente cítrico con repuntes minerales.

En boca se muestra muy franco y complejo, muy frutoso, arropado por notas de miel, frutos secos y citricos confitados, sobre todo naranja. Fono de nuez y algo especiado. Es denso y untuoso a su paso, aunque su buena acidez le da cierta ligereza. Complejo y de retronasal confitada.