La importancia de las estrellas

Dorado limpio y brillante.
Aromas con buena intensidad, de frutas maduras, casi escarchadas, orejones, especias dulces, piel de cítricos, recuerdos minerales y de miel, aderezados con algún tono vegetal que no termina por redondear un conjunto complejo, pero sin la profundidad mostrada en otras añadas de este vino.
En boca es un vino con equilibrio y con clase, bien balanceado entre dulzor y acidez. De paso denso y amable, nos deja unos recuerdos de frutas maduras y especias en el final, con una persistencia media y un cierto deje amargoso muy elegante. El dulzor final está casi integrado en el vino. Buena persistencia.
Nos ha dejado un poco fríos este vino, ya que viendo ediciones anteriores esperábamos más. La ausencia de estrellas indica una clara pérdida de calidad con respecto al tres estrellas de 90 o sobre todo al cinco estrellas del 2001. Quizá no sea un vino para llevar el distintivo GK, pero aún así nos parece un más que recomendable ejemplo de Auslese maduro por algo menos de 30 euros.

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