6º en la Cata de Garnachas. De los más flojitos.

Creo que estoy bastante deacuerdo con los comentarios de las dos catas anteriores y, además, creo que también lo estoy por completo con las apreciaciones de los veremeros con los que compartí mesa y vinos ese pasado Sábado.
El vino me llegaba a mis manos, como uno de los más interesantes entre los tintos de la D.O. Vinos de Madrid.
Y creo que a todo el mundo se le quedó corto; en sensaciones y demás percepciones en la copa.
Picota bastante oscuro en copa, con ciertos brillos.
No fue el Secastilla (por lo cerrado), pero sí le costó bastante abrirse. Un poco más que el La Fou de Batea.
Luego sí parece mostrarse algo de lo que lleva: fruta roja, alguna nota vegetal y suaves notas mentoladas que le dan un aire fresco al vino en este apartado. Tampoco es un dechado de expresividad. Intensidad media.
En boca resultaba el más rudo y rugoso de todos (que no el más verde): leves astringencias durante el trago y recorrido en boca, desembocando en un final marcadamente secante y amargoso a la par.

No sé si es por que tenía grandes expectativas con este vino de Madrid, pero al final me quedé un poco a medias.
Como diría Pablo Íñigo: "necesito otro round".

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