Guardé esta botella de 2007, ya que sentía gran curiosidad por ver como evolucionaría. En febrero de 2012, en cuanto lo descorcho, el vino esta muy tímido, cerrado y hermético. El color sigue siendo picota, con poca capa, recordando tal vez a un pinot noir del nuevo mundo. Me sorprende ver algún precipitado. Luego de dos horas, las frutas van asomando; frambuesa, fresa del bosque, grosellas, algo de cassis. Y sale el carácter mineral y frío que lo caracteriza; granito, pedernal. La agricultura es biodinámica, y se fermenta con raspón, lo cual se percibe en forma de balsámicos y algún verdor. Cinco horas después de abierto, comienza a desplegar su embrujo de hierbas aromáticas, que por fin nos transporta a la sierra, con la garnacha como vehículo: romero, tomillo, enebro, y desarrolando un abanico frutal distinto, mas maduro, dando lugar a arándanos y moras, tal vez hasta en mermelada, algo de cacao, y el etéreo punto mineral aún de fondo. Pero no nos confundamos; sigue siendo un vino sutil, en el cual se ha de bucear para conocer su esencia. Todavía reservado en su conjunto, sin dejar de ser agreste.
En la boca es sabroso, intenso. Tiene un verdor típico del raspón, pero el tanino esta pulido, el paso sedoso, equilibrado, y una sensación algo cálida y alcohólica compensa su estructura ligera. La acidez, fantástica, vivísima, y me hace pensar en un clima mucho mas frío que el de la provincia de Toledo. Es amplio y deja una sensación algo secante, que rápidamente se calma con el siguiente sorbo, fresco. Desaparece de mi paladar lentamente, devolviéndome por desgracia, a la mundana Badalona.
A esta garnacha pura, tan pulida, tan franca, compleja, le quedan aún algunos años vida en botella. El Fin (Del Mundo) está aún por llegar

Ahora está en su gran momento! Puro, fino, sin aristas. Todo placer, elegancia, una cara muy amable de la Garnacha, con aromas frutales, pino y madera muy bien integrada. Fresco, goloso, suave, aterciopelado y muy, muy placentero. Ahora parece un grande. Que dure.

Pues como dice el anterior opinante, efectivamente necesita oxigenación para abrirse y mos trar cualidades, pero creo que necesita muchas más cosas. Cuando se abre, al inicio plano sin efectos, muestra frutalidad roja y cierto y vago matiz mineral, junto a cierto desequilibrios en su alcohol. Para mí, no alcanza el grado de complejidad mínimo exigible a un gran vino. Boca frutal, pulido, con textura, pero no me impresiona, casi anodino, goloso, pero..necesita

Vino difícil, necesita larga oxigenación, especial, delicado, notas de frutos silvestres, pino, humedad, madera fina. Elegante, suave, con nervio. Cada botella abierta es un mundo, pero la media me gusta. A seguir.

Le he dado una segunda oportunidad, y debo reconocer que con calma y paciencia he disfrutado mas de este vino que la primera botella (cuando tienes espectativas muy altas muchas veces fracasas), aunque la nariz sigue siendo exigua, dando ligeros aromas de fruta roja, algo mineral, aromas de crianza (regaliz, chocolate) y una punta alcoholico,especies dulces. En boca es algo mejor, mas potente, es fresco, buena acidez, mas fruta que en nariz, la madera es elegante,muy sutil, con un final medio, frutoso, algo dulce y mineral.
La relacion calidad-precio no es buena, me gustaron mas el Sotorrondero y el Pielago.

Para ser un vino que entra aqui por pirmera vez y dadas las circunstancias de la cata, cuesta hacerlo. Asi coo el Reventon posterior gusto, este... entre comillas ...defraudo. Un precio de 30 euros (29,9 para ser mas exacto). Pobre en nariz para las apuestas que generaba y en boca se quedo un poco plano, falto de fuerza y escaso en matices, no se le puede negar sutileza, pero escaso en frutalidad, algo astringente, un punto rasposo, quizas predominan matices del raspon que se emplea en la fabricacion. Creo que a este vino le tenemos que conceder otra oportunidad de valoracion para no ser injusto pero seguro que tendre el liston alto para valorarlo tan positicvamente como a otros de esta misma bodega que nos han cautivado.