Viene y se va

No me he podido hacer una idea clara acerca de este vino; a veces se mostraba serio, con aromas a cítricos, flores blancas, hierba mojada, frutos secos, fósforo, madera vieja y mineralidad. Otras veces se le iba todo el fuelle y representaba una mezcla diluída entre alcohol y agua mineral. Así ha ido y venido, tomándonos el pelo toda la noche y poniendo a prueba nuestros sentidos. En todo caso, en los momentos buenos nos ha recordado a una chardonnay disfrutable, bien elaborada y distinguible. Correcta acidez, madera balanceada y sabores conjuntados. Un vino que tan pronto ofrece sensaciones vistosas e incluso elegantes como a los pocos minutos se va y no deja rastro.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar