Espectacular a sus casi 14 años

Botella borgoñona de vidrio grueso, etiquetado austero y con la información justa.

Cierre de corcho de longitud media (más bien corto para la calidad de este vino y su capacidad de evolución), bañado por algunas zonas interiores hasta 2 cm en vino granate rosáceo. Huele muy bien (sin defecto alguno).

Abierto 45 minutos antes de degustarlo y convenientemente decantado.

Visual

Picota oscuro de capa media-alta tirando a alta, ribete atejado-transparente, limpio (salvo algunos ligeros posos en las paredes de la botella), brillante y de fina, abundante y bonita lágrima que cae lentamente por toda la copa.

Muy buena visual para su edad. Muy buen vidrio, el corcho bien sin más. (8,9)

Nariz

De intensidad media-alta, con notas de fruta negra madura en sazón, regaliz, clavo, balsámico-mentolados potentes, herbáceos de monte bajo muy abundantes, flores marchitas, laurel, tinta china, mina de lápiz y la madera, de calidad y presente pero en segundo plano.

Muy buena nariz. Sin tener una gran intensidad, sí está muy bien integrada y definidos los aromas. Me recuerda, en algunas fases, a Artadi Pagos Viejos con más de 15 años. (9,1)

Boca

Ataque frutalmente maduro y de notable y controlada potencia, seco, de muy buen volumen, envolvente, sedoso, de buena densidad, cuerpo elevado y gran estructura. No es una garnacha ligera pero, a la vez, es fluida y fácil de beber.

El paso por boca es maduro y sabroso, balsámico y especiado, con notas de toffee y cacao amargo, con taninos dulces y con cierto nervio todavía pero que, en global, están bastante pulidos ya. 

El final es de notable longitud con fruta negra madura levemente amargosa, herbáceos de monte bajo poderosos, notas minerales, abundantes especias, un punto de licorosidad leve y un buen fondo de maderas, toffee y cacao que, junto con los mentolados, lo redondean estupendamente bien en el postgusto. La retronasal no va a la zaga con esos balsámicos, pimienta negra y flores ligeramente marchitas lo finiquitan de maravilla. (9,4)

Excelente garnacha la que ofrece este Santa Cruz de Artazu navarro a sus casi 14 años.

Una pasada de buena evolución y una muestra más de lo bien que una garnacha de alta calidad puede evolucionar a lo largo de los años.

Gana mucho con la aireación (si se abre y decanta varias horas antes, mucho mejor que recién abierto y servido).

Acompañó muy bien con un excelente Soyo paraguayo (plato típico paraguayo con verduras, ternera y otros ingredientes).

Gran trabajo de Artadi en una añada 2006 que, sin ser excepcional, sí ha demostrado, al menos en este vino, que podía evolucionar muy bien.

Su PVP, en su día, rondaba los 18-20€ (hoy día andan ya, las añadas más recientes, en 24-26€).

Excelente RCP viendo el resultado tantos años después.