Finura y profundidad

Color cobrizo, ribetes anaranjados, con poca capa.
Nariz intensa, compleja, de gran finura y redondez. Es un vino de corte oxidativo, con toques de maderas viejas y nobles, frutos secos, especias dulces, vainillas, tabaco de pipa, cedro, frutas escarchadas. Alcohol muy bien integrado. Recuerda a ciertos olorosos jerezanos, quizá con menos volátil.
En boca es un vino muy fino, elegante, con clase. Es fresco en el paso, muy estructurado y con un profundo final que nos deja sensaciones de frutos secos y fruta amarga. Quedan recuerdos de maderas de calidad en posgusto. Potente retronasal que nos ofrece unos registros similares a los de la nariz.
Estos Colheitas son vinos tremendamente interesantes quizá los más parecidos (junto con los Tawnys) a nuestros olorosos jerezanos, pero con la personalidad propia de los oportos. Este 91 ya comienza a mostrar la clase de estos vinos, que cuanto más tiempo tengan de crianza más profundidad ofrecen. Muy bueno. Unos 45 euros, no es caro para su gran nivel.

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