Degollado el 21 de julio de 2009.
Color amarillo pajizo, limpio y brillante y con una burbuja pequeña. Muy glicérico.
Aromas muy definidos desde el principio, entre los que observamos frutas blancas, algún leve tono cítrico, hierba, sobao (quizá por los toques a mantequilla) y almendras.
En boca tiene peso y estructura, aunque al mismo tiempo resulta fresco debido a su gran acidez. La burbuja es pequeña, punzante y no muy persistente. Boca muy precisa, con sabores a manzana, mantequilla, bollería y madera húmeda. Gran fondo mineral.
Final duradero con recuerdos florales y tonos lácteos.
Un vino en plena forma, con notas muy definidas y realmente encantadoras, que guarda un equilibrio perfecto entre frescura y esqueleto. Elegante y fino como pocos. De lo mejorcito que he probado en mucho tiempo.
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