Evolución esperada.

Ahora está dorado completamente, y con un brillo extraordinario.
Los aromas son de fruta amarilla bien madura, melocotones, nísperos... acompañados de unos cítricos muy dulces, practicamente de caramelo de limón con un azúcar subido, y con unas notas de flores marchitas que de principio a fin están presentes.
En boca se muestra untuoso, muy sabroso, y con un contraste curioso formado por ese caramelo de limón que parece pesar y una acidez que llega desde atrás y que es la que se queda, no voy a decir que su final es fresco, porque no lo es, pero si que se resiste a caer solo en la madurez.
Tengo recién bebido como aquel que dice un 2008 y viendo este esperaré a su cata quedándome como me queda otra botella. Esta añada supera por su acidez a la 2006, de la que también esperé. Y es que el vino me está haciendo paciente.

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