En plena forma.

Vino encerrado en botella bordelesa y vestido con una etiqueta de diseño moderna y en la que predominan los colores negros en fondo blanco.
A la vista se manifiesta rojo picota y rubí con capa alta. Limpio y brillante. Densa lágrima que se desliza con suma lentitud por la copa. Menisco con incipientes notas teja.
En nariz muchisima frutas negras y rojas del bosque en sazón. Madera muy bién integrada, destacando algunas notas de la francesa. Algo balsámico, pimienta negra, algo de terciarios: cacao y chocolates muy sutiles.
En boca es una explosión de elegancia, sedosidad, frutosidad, mineral, equilibrado, madera imperceptible y muy bien integrada, aterciopelado, taninos domados.. Con elegante, todavía, acidez que te invita a beber. Es muy largo. Gran paso de boca. Me dá una permanencia de 3,30 minutos. El mejor de estos últimos 8 años. Lástima, era la última botella.

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