Vino que procede de uvas seleccionadas de viñedos de más de 25 años en la localidad vallisoletana de La Seca, con gran concentración aromática conseguida mediante fermentaciones a baja temperatura y embotellados tardíos.
Visual, pajizo, con reflejos verdosos y algún brillo dorado, muy limpio y brillante.
En nariz es un vino muy fragante e intenso, ligerísimamente punzante. Tiene un primer plano muy varietal, de fruta tropical en sazón, con un fragante fondo anisado, de hinojo. Hay notas de hierbas frescas, manzana ácida y algo de cítricos (pomelo amarillo). Muy fresco. En evolución aparecen notas de levaduras y mantequillas, que le aportan complejidad (es probable que parte del vino se criara sobre sus lías).
La boca es de buena intensidad, seco, muy equilibrada y armoniosa, con un frescor de manantial, elegante, que roza casi la perfección. El paso tiene una textura embaucadora, grasa y cremosa, glicérica. Tiene muy buena longitud.
Sorprendente Naia en esta añada, en la que se ha conseguido una elegancia, frescura y equilibrio en boca que, unidos al fragante carácter varietal en nariz, lo convierten en esta añada en uno de mis verdejos favoritos.
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