¡Más madera que es la guerra!

Amarillo pajizo con reflejos dorados.
Notas ahumadas y tostados, barrica nueva y pera muy madura.
En boca es goloso, con vainilla y madera inundando el paladar, algo falto de acidez.
Sin tener defectos, es un vino con demasiada madera para mi gusto.

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