Como se va redondeando!

Breve historia del vino, copio literal del folleto que acompaña a la botella:
“Antiguamente, en la Rioja, la fermentación de los racimos enteros se realizaba en lagos abiertos (depósitos de hormigón) donde se iban obteniendo sucesivos tipos de vinos de muy diferentes características.
El primer vino extraído, el más ligero y con menos alcohol, se le llamaba lágrima. Le seguía otro, ligeramente más denso, que recibía el nombre de medio. Éstos, se obtenían por gravedad. El tercer vino era el repiso, que se producía por el pisado de los racimos que, horquillada a horquillada iban, poco a poco, apartándose y amontonándose en un costado del lagar.
Del montón de racimos pisados, rezumaba el vino que nosotros llamamos trasnocho, que era el más limpio, ya que se obtenía durante la noche, de ahí su nombre, sin ningún tipo de agresión.
Los racimos se llevaban, posteriormente, a un trujal donde se prensaban y daban origen al vino de prensa.
El trasnocho, testigo de la calidad de la nueva cosecha, era el vino que se bebía en las casas de los cosecheros en Navidad, por ser el primero que se aclaraba y permitía apreciar las características organolépticas propias de la cosecha.
Guiándose por él los almacenistas compraban por adelantado, en primer, el vino que después irían comercializando a lo largo de todo el año.
Tras doce años de experiencia elaborando vinos con un innovador sistema de prensado ideado por nosotros, hemos decidido rescatar la antigua tradición de los vinos de trasnocho riojano que elaboraremos, exclusivamente, los años en que la naturaleza nos ofrezca una cosecha cuya ava tenga los hollejos de la calidad que deseamos.
En nuestra bodega, los vinos destinados a criar en barrica de roble se elaboran de los hombros de los racimos (parte superior) a partir de granos de uva despalillada (sin raspón). El primer vino, llamado yema, lo obtenemos en la fase del descube y supone el 85% del volumen total de cada depósito. Exprimiendo los hollejos durante la noche, obtenemos el segundo vino, al que llamamos trasnocho.
Para ello, introducimos una bolsa de PVC alimentario en el interior del depósito, la llenamos de agua y es el propio peso de la bolsa el que exprime los hollejos, liberando así el 70% del vino que éstos aún contienen. El 30% restante se extrae mediante una prensa y no se utiliza ya en nuestros vinos.
Este procedimiento, tan sencillo pero tan especial a la vez, evita la fricción entre hollejos y la oxidación del vino, con lo cual extraemos sus virtudes y no los defectos, como la aparición de aromas herbáceos y sabores agrestes indeseables que produce el prensado habitual.
En las bodegas Fernando Remírez de Ganuza trabajamos con viñas viejas de más de 50 años que vendimiamos manualmente en cajas de 12 kilos que, posteriormente, seleccionamos en nuestras exclusivas mesas de selección, llegando a la separación del racimo en puntas y hombros: son éstos últimos los que utilizamos para la elaboración de nuestro TRASNOCHO."

Maloláctica y crianza: 20 meses en barricas nuevas

La cata

Visual: Esta botella presenta un color rojo picota granatoso, con el borde ligeramente rubí, de capa media – alta.

Olfativa: Potente e intenso, fabuloso, gran complejidad, fruta negra muy madura a raudales, tostados finos, olivada, trufa, notas terrosas, perfecta conjunción de aromas, armonioso, también recuerdos a vainillas, muy maduro. Al oxigenarlo más aromática, con regalices, punta de lápiz, tinta china, todo ello sobre un fondo de elegante crianza con sutiles terciarios de cueros nuevos para no perder el carácter tradicional riojano. En su evolución ese fondo se endulza y refresca, aparecen balsámicos, mentolados, chocolates, cacaos. Gran expresividad.

Gustativa: Entrada elegante y sedosa, con cuerpo, paso potente y aterciopelado, taninos presentes pudiéndose madurar un pelín más con algún tiempo en botella, aún bien de acidez, algo secante, gran longitud, frutal con toques de su crianza, muy largo.

Quizás en boca, su paso, debería de ser algo más sedoso y estructurado, hay cierta calidez que te confunde y distorsiona tu apreciación final sobre el vino, ahora bien, la nariz casi de “matrícula”.

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