De color rubí marronoso de capa media-baja, limpio, brillantísimo, con un fino precipitado en la base de la botella. Reflejos rojizos y anaranajados, muy claro. Borde amplio, completamente atejado sin diferencias con el menisco.
Nariz de media intensidad al abrir la botella. Asoman aromas de larga crianza, cueros viejos, ceras y un fondo de maderas envinadas y matices de solera. Todo lo que sale es sutil y bien ensamblado, redondo, agradable, con esa pátina de clasicismo riojano que Faustino nos trae en cada uno de sus vinos. Más previsible que la Navidad!!! Prácticamente no hay asoma de fruta salvo un especiado muy tímido y alguna nota licorosa de fruta pasa que no acaba de arrancar. Va ganando en presencia e intensidad al ir tomando aire. Aparecen terrosos y un elegante apunte de hojarasca, cascarilla de frutos secos, castañas, trufa negra.
En boca podríamos decir que comienza a estar fatigado de no conocer bien el perfil de estos Faustino envejecidos en botella. Liviano, pulidísimo, de cuerpo medio, con los taninos aterciopelados y un deje de maderas viejas. Mantiene una fina acidez que dota de vida al conjunto.
Más de lo mismo. Otro gran reserva que sigue mostrando las virtudes y, según como se mire, también los habituales "defectos" de ese exceso de clasicismo tan propio de Bodegas Faustino Martínez. Un vino que no defraudara a sus seguidores pero que no acaba de aportar nada nuevo. Pero vaya, es que ni lo pretende. Un faro para los amantes del señor de mirada sombría, tocado con sombrero, conocido como Rembrandt. Aún quedan un montón de Faustino por beber pero por el momento seguimos sin novedad en el frente.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/11/faustino-i-1968-gran-reserva.html