Realmente "amoroso"

Estos vinos, que parten de un oloroso (palomino) al que se añade una proporción de vino dulce (PX), traen en su nombre una bonita historia. Cuando los trabajadores de la zona volvían andando a sus casas después de su jornada laboral, pasaban por el despacho de vinos y pedían, además de su vino habitual, una garrafa de oloroso mezclado con un poco de dulce para su mujer, para que le resultara más amoroso (meloso).

Color caoba claro, glicérico y con abundante lágrima, pero con bastante fluidez en copa.

Nariz bastante potente y compleja, con notas que recuerdan su origen de oloroso (frutos secos, notas de ebanistería, reminiscencias salinas) junto a las aportadas por el PX (dátiles, chocolate).

En boca es muy sabroso, con buena acidez que le da mucha frescura, sus 19 grados apenas se dejan notar, repite las notas de almendras tostadas junto a otras como el caramelo quemado y las pasas. Final largo y muy placentero.

Un vino que es una magnífica opción y, sobretodo, para aquellos a los que el PX “puro” se les hace muy denso o pesado. Con el precio que tiene, digo lo que con su “hermano” amontillado: lo mejor es comprar y probar. Son pequeños tesoros a precio de ganga.

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