En Nueva Zelanda saben hacer blancos.

Mucho cítrico (limón, pomelo) y mineral en nariz, con algo de pedernal. También fruta blanca, membrillo, pimienta blanca, piña y algo de tostados. Muy amplio aromáticamente y de intensidad considerable.

En boca entra untuoso y con mucha acidez. Potente retrogusto cítrico, terroso y también de lácticos y tostados de la crianza. Y largo; muy largo.

Delicioso pero dolorosamente joven. Lo he catado ya porque he visto una oportunidad de comprar algo más y quería formarme opinión. La opinión es muy positiva pero hay que darle al menos tres años más de botella. Incluso cinco. Es un vinazo ya, pero lo será aún más con un poco de paciencia.

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