Un vinazo clásico

Presentado envuelto en papel seda blanco (al estilo de los Riojas del 64 y 70), con un buen corcho y un lacre engomado que se adhiere al propio corcho; su etiqueta llamativa y colorida no concuerda con un vino  de elaboración y resultado muy clásico para el mejor vino de una bodega ibicenca de reciente creación (2018) en la zona norte de la isla y a cargo de Dieter Meier.

Color picota oscura, menisco púrpura, capa muy alta, lágrima poco tintada.

Em nariz presenta una buena intensidad de aromas de frutas rojas y negras compotadas, licor de cassis, flores rojas y violetas, grosella; al agitar aumentan las sensaciones frutales de moras maduras y aparecen notas de vainilla, caja de puros y tierra húmeda con especias (clavo).

En boca es intenso, punto goloso, con mucho cuerpo, frutas negras (zarzamora) muy maduras, buenos taninos maduros, bien estructurado y ensamblado, acidez ajustada quizás algo corta para envejecer durante lustros; es profundo, elegante, intenso y largo sin que se noten excesos alcohólicos pese a su alta graduación. Un buen ensamblaje y crianza.

Lo tomamos con un buen guiso de caracoles con su punto picante.

Si me dicen que lo ha elaborado una bodega clásica de Rioja me lo creo, aunque no durará décadas. Un vinazo a un precio algo más de 60€.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar