Vino que ha sido elaborado por una de las familias que componían el grupo Freixenet. Es la familia Hevia Ferrer y sus descendientes. El vino se presenta en una botella bordelesa estilazada. Vestida con elegancia y modernidad. Más que correcto el corcho que la cierra, que es de aglomerado y en él se señala la marca del vino. La cara que ha estado en contacto con el vino está tintada.
A la vista un color rojo picota de capa media alta. Limpio y brillante. Con muy buena, gruesa, abundante y lenta lágrima en su recorrido por el cáliz de la copa y al que débilmente tinta. Ribete granatoso y ligero rubí.
En nariz frescas y sazonadas frutas rojas del bosque en abundancia; en forma de grosellas y frambuesas.
En boca es muy frutal, fresco, con viveza, equilibrado, carnoso, con cierto volumen, con los taninos domados y manteniendo una fresca acidez que invita a beber y que le dará vida 2-3 años más. Muy grato, elegante y frutal paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,00 minutos.
Me asombra que un vino sin pasar por barrica y de la añada 2017, esté así de vivo y jovial.
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